LAS LLUVIAS SIGUEN EN PAUSA
El cierre del mes de febrero, dejo una performance pluvial muy pobre, con toda la zona núcleo con lluvias muy por debajo de los valores normales y con cultivos que debieron recurrir a las reservas para mantenerse en buen estado. En este sentido, volvemos al concepto de la semana anterior: los resultados de esta campaña se vinculan fuertemente a la distribución de las lluvias del mes de enero, dado que en febrero, sólo la costa este y parte del sudeste bonaerense y los partidos aledaños interiores, lograron escapar a la fuerte retracción que presentó la oferta de agua. Al presente, las precipitaciones siguen en pausa, dado que habrá que esperar a superar la primera semana de marzo, para validar lo que perfilan los pronósticos como un corte para esta continuidad de días secos.
Sobre este escenario seco con que cierra el mes de febrero, sobreviene un comportamiento térmico que hasta ahora no ha podido considerarse hostil, salvando alguna ola de calor durante enero, pero que coronó con importantes sistemas precipitantes. En esta ocasión la zona de alta presión sobre el continente, potencia la estabilidad, fortalecida por una marcada subsidencia en la estructura vertical de la atmósfera (movimientos descendentes). Esto genera secamiento y aumento de la temperatura del aire cercano a la superficie, con lo cual el ambiente se vuelve más incompatible con la necesidad de los cultivares que aun presentan fuerte demanda hídrica.
Evidentemente el efecto del calentamiento que genera la subsidencia del anticiclón es muy marcado, no tanto en el norte del país, pero sí muy significativo para el sur de la región pampeana y el norte de la Patagonia, donde los desvíos positivos para este arranque de marzo están por encima de los 4ºC. Las temperaturas se mantendrían dentro de rangos más normales hacia el norte del país, donde igualmente se esperan temperaturas elevadas.
La escasez de precipitaciones y la entrada a marzo con temperaturas elevadas, definen condiciones muy complejas para los cultivos de segunda implantación, sobre todo en el sur de la región pampeana.
Bajo las actuales circunstancias, en cierto modo la campaña de granos gruesos prácticamente está definida. Sin auxilios previstos para el corto y mediano plazo, las lluvias que puedan llegar luego ya serían más bien tardías.
Los cultivares que han logrado salir de la situación de alta demanda, posiblemente tengan chances de alcanzar rendimientos normales, resultado que para esta campaña siempre fue el principal objetivo, ya que desde el mismo inicio de las siembras el clima impuso condiciones negativas. El fenómeno La Niña, marco un impacto significativo en Noviembre-Diciembre, mientras que la dinámica regional generó una fuerte mejora en enero pero no logró sostener el patrón normal de lluvias en febrero.
Para cerrar la secuencia del semestre cálido, solo resta un mes y en este caso, debemos decir que cuando se compute todo el período, seguramente habrán prevalecido las áreas pluviales deficientes por sobre las bien provistas. Si bien hubo alternancias en el comportamiento pluvial conforme transcurrió este período, lo cierto es que las tendencias climáticas que marcaban una oferta de agua pobre para esta campaña se han validado. En el seguimiento mes a mes hubo momentos y sectores con mejor oferta de agua, pero no necesariamente esto ha bastado para alcanzar rendimientos favorables a gran escala.
La gran recuperación de enero y comienzos de febrero, en la zona núcleo fue favorable, pero no definitiva. Zonas del norte y el oeste bonaerense, por ejemplo, no recibieron este nivel de agua y es altamente probable que los rendimientos de estos sectores se presenten muy deteriorados. Sobre el NEA, tampoco se observó una recuperación importante de las lluvias en enero y febrero no escapó a la falta de agua, algo que también se vio en gran parte de la Mesopotamia en el transcurso de este mes.
En definitiva, el trimestre de verano (dic-feb), en la zona núcleo cierra con déficit pluvial, aun teniendo en cuenta la recuperación mencionada. El manejo agronómico y las diferencias que pueden haberse dado en el volumen de lluvia en escala reducida, marcarán los matices en los rendimientos.