Los humedales son socioecosistemas muy valiosos, tanto en lo ambiental, como en lo productivo, dado su rol en la provisión de servicios ecosistémicos y biodiversidad. Son ambientes altamente diversos que incluyen, entre otros, bañados y esteros, vegas, mallines y turberas hasta bosques fluviales, zonas costeras de estuarios y marinas.
A lo largo de la historia, las poblaciones se establecieron y desarrollaron a la vera de estos ecosistemas aprovechando la gran diversidad de recursos que aportan, tales como: agua, alimentos, fibra y madera, entre otros. En la Argentina, gran parte de los humedales poseen hoy sistemas productivos asociados que, a partir de esos servicios ecosistémicos, generan un sinnúmero de alimentos y bienes para la sociedad. Por esto, el 2 de febrero se celebra en todo el mundo el Día de los Humedales, en conmemoración de la Convención Internacional sobre los Humedales.
“Hasta la fecha no se sabe ciertamente cuál es la extensión total de los humedales en el país; hay diversas estimaciones que van desde aproximadamente el 12 % hasta el 23 % de la superficie del país, habiendo una brecha casi del 100 % entre ellas”, explicó María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos y coordinadora del Proyecto Nacional del INTA denominado “Humedales de la República Argentina: distribución, usos y recomendaciones co-participativas para una producción sustentable”.
En el marco del Día Mundial de los Humedales, conversamos con Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos del INTA, sobre la importancia de conocer y conservar estos ecosistemas.
De acuerdo con Navarro, “estas estimaciones fueron realizadas a partir de escalas espaciales de simple reconocimiento y qué, por lo tanto, no permiten identificar fehacientemente estos ambientes, pudiendo llevar a sobreestimaciones o subestimaciones de la superficie y, por ende, podrían ser poco fiables para la toma de decisiones”.
Este tipo de ecosistemas tiene una dificultad intrínseca para la detección y cartografía. Los mismos dependen de las dinámicas hidrológicas de corto y largo plazo. Una dinámica que en la mayoría de los casos se expresa de forma poco “visible” y hace que los trabajos de evaluación deban ser realizados con diferentes aproximaciones. Para esto, el INTA cuenta con un Proyecto Nacional que tiene entre sus objetivos determinar su distribución en la Argentina, identificar sus principales usos productivos y generar guías de buenas prácticas para compatibilizar la producción con su conservación.
El mapeo de humedales es uno de los objetivos principales de este proyecto del INTA, que nace en el 2019 para dar respuesta a una serie de demandas tanto de la sociedad como del ámbito de ciencia y tecnología.
Con este fin, el proyecto propone, por un lado, determinar la distribución de los humedales de la Argentina e identificar sus principales usos productivos, generando mapas probabilísticos de presencia de humedales a través de la clasificación de imágenes satelitales de diferentes sensores y escala espacio-temporal, y del uso de plataformas de análisis de grandes volúmenes de datos y diversos algoritmos de clasificación.
En 2020 se dio comienzo al proyecto con una serie de cursos direccionados a la detección de humedales y manejo de tecnología para análisis de gran volumen de datos (Big Data), a los que asistieron técnicos e investigadores de otras instituciones como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP), la Universidad de San Martín (UNSAM) y el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).
“Actualmente estamos llevando adelante la determinación de los humedales y, si bien es un proceso que lleva tiempo, creemos que para fin de 2021 tendremos los primeros resultados y para mediados del 2022 podremos contar con el mapa de distribución de humedales en el país y fines del mismo año el mapa de usos de humedales”, indicó la especialista del INTA.
Con esto, y a partir tanto de los mapas de humedales y sus usos, como de las Guías de Buenas Prácticas (GBPs), se espera contribuir a la planificación y ordenamiento de los usos productivos de los humedales.
Como organismo científico-técnico, Navarro explicó que “el gran desafío para el INTA está en generar conocimiento que contribuya a maximizar las oportunidades productivas de alimentos y bienes en estos ambientes, a partir de reducir al mínimo posible los impactos ambientales y sociales negativos”. El producto que se obtendrá será línea de base para futuros monitoreos de sistemas productivos, a través del uso de indicadores y análisis de la dinámica de cambios de los humedales.
Un tema que desafía a la sociedad
Los humedales se encuentran en áreas donde se dirimen problemas y tensiones por el uso de Recursos Naturales. “Tenemos que entender que no hablamos de ecosistemas, sino de ‘socio-ecosistemas’, donde se encuentra involucrada la actividad humana con la utilización de recursos naturales para las economías regionales. La producción agropecuaria, el transporte, la purificación de desechos, entre otros, hacen que en estos territorios se produzcan competencias, conflictos de intereses y tensiones como manifestación de la disputa por el uso de recursos naturales imprescindibles para la vida”, explicó José Volante, coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA.
En la definición de humedales se involucran ambientes de diversa índole, que podemos hallar a lo largo de todo el territorio nacional. “Existen grandes zonas de humedales vinculados al sistema del Río de la Plata, pero también los encontramos en el Alto Andino y la Puna en los salares y salinas, en la Patagonia en las vegas o mallines, en las turberas en Tierra del Fuego, sólo por nombrar algunos, Hablar de humedales es hablar de una gran diversidad de sistemas con dinámicas diferentes”, detalló Volante.
El INTA está trabajando sobre diversos proyectos que abarcan estos sistemas con una perspectiva territorial e involucrando a todos los actores del territorio. El enfoque territorial permite entender el funcionamiento de estos ecosistemas y la interdependencia con otros y con el sistema social. De acuerdo con Volante, “la gestión de los ecosistemas debe hacerse con una mirada basada en los territorios, en donde encontramos un mosaico de ecosistemas y de realidades sociales”.
Por otra parte, indicó que hay que tener en cuenta los cambios que ocurren en el espacio geográfico y con el transcurso del tiempo: “Los humedales se caracterizan por fluctuaciones intra-anuales, inter-anual e incluso inter-decadales”, explicó Volante para quien hay que manejar estos grandes territorios, teniendo en cuenta la diversidad social, su producción y el estado actual de los humedales. “Últimamente se están emitiendo juicios de valor sobre el estado actual de los humedales, generalizándolos a todos los humedales del país; pero, la situación es muy diversa”, puntualizó.
Se requiere de un enfoque de manejo integrado de cuencas para poder llegar a soluciones que satisfagan a la sociedad en su conjunto y que aseguren la conservación de estos eco-sistemas a perpetuidad.