Afirmó que durante diciembre “se compró alrededor de un mes y medio de molienda” que entregan actualmente con normalidad, sin embargo, dijo que desde las fiestas no pueden reponer la mercadería y deben sacar del “stock de seguridad” que poseen para este tipo de situaciones.
Señaló que el principal problema que enfrentan es que los productores no “están atraídos” a vender debido a la falta de incentivos que les ofrecen desde el Gobierno. “No deberían crear herramientas coercitivas como por ejemplo un aumento de retenciones o el cierre de exportaciones, sino más bien generar estímulos para que el productor quiera desprenderse de las mercaderías”, comentó el directivo.
Otro factor que afecta directamente a la industria molinera es el precio controlado de la harina que rige desde el 6 de marzo de 2020. En este sentido, Cifarelli añadió: “Desde esa fecha pudimos tener solo dos aumentos, uno del 5% y otro del 4%”.
Destacó también que en el informe interanual del INDEC la harina es lo que “menos subió” mientras que el trigo subió 61%, el cual representa el 80% del costo de la harina. “Tener el precio fijo con un 9% acumulado de un año contra un 61% de aumento de materia prima básica, más la inflación normal del orden del 35/40% es insostenible”, afirmó con preocupación.
El presidente de la institución indicó que el precio de la harina cuando se congelaron los precios era alrededor de 620 pesos la bolsa de 25kg de panadería, mientras que hoy en día cuesta alrededor de 700 pesos. “Lo que necesitamos es un valor similar a 850/900 pesos más impuestos”, resaltó.
El kilo de harina de la canasta básica argentina, comparada con más de 20 países, es la más barata ya que cuesta 0,46 centavos de dólar. “Si el trigo es precio mundial, si la harina es la más barata del mundo y el pan es a precio mundial, evidentemente la complejidad es enorme”, concluyó el representante de FAIM.