En el mundo de la política, algunos operadores tienden a seguir la consigna que nos sugiere que para avanzar en la dirección elegida vale “dar tres pasos para adelante para luego retroceder dos”.
Esta podría ser la estrategia gubernamental, en su ilusorio avance para “cuidar la mesa de los argentinos” o simplemente para debilitar una fuerza, el eslabón agrícola, que no está dispuesta a someterse a la discrecionalidad del Ejecutivo.
La jornada de hoy ha sido más que confusa. Se inicia el paro y, casi simultáneamente, el Gobierno decide suspender “provisoriamente” el cierre de las exportaciones de maíz, dispuesto hace poco.
El Gobierno liberó las exportaciones bajo “el compromiso de los oferentes al abastecimiento del mercado con fluidez”. Y al mismo tiempo estableció un límite de 30.000 toneladas diarias para vender al exterior. ¿Te doy pero no te doy?
¿En qué quedamos? La jugada casi infantil muestra una picardía muy primitiva. Es obvio que se pretende continuar con la leonina idea de “desacoplar los precios internacionales de los domésticos”. Si la negociación se va a basar en esta idea, será imposible llegar a un acuerdo sustentable.
La disposición oficial tiene su lado oscuro: habrá un monitoreo oficial para “garantizar la disponibilidad para la demanda interna de maíz de la campaña 19/20″. La vocación de vigilancia sigue firme…
Mientras tanto, el mundo continúa su curso. Y en su camino, abre mejores perspectivas para las exportaciones argentinas de granos. Pero nuestra vocación parece ser castigar la producción de aquellos donde somos extraordinariamente competitivos y que el mundo demanda con extrema necesidad.
La estructura internacional de tasas de interés se aproxima a cero. Y todo indica que ésta permanecerá así por varios meses.
Por eso, los fondos se ven tentados a volcar un mayor capital en commodities, como los agrícolas. Ello explica el posicionamiento neto comprador de los fondos en Chicago, que habría alcanzado al terminar el año un extraordinario volumen.
Obviamente, siempre está la amenaza de una suba de las tasas por parte del Banco Central (la famosa FED) de EE.UU.
Ahora bien, con la llegada al poder de los Demócratas, es muy probable que el Gobierno tome una senda más intervencionista. Si así sucediera, Wall Street podría sufrir el intervencionismo demócrata y, por lo tanto, debería aumentar la demanda por commodities agrícolas, acentuándose la posición compradora de los fondos.
Como vemos, el mundo nos trae la torta de chocolate en bandeja, y nosotros respondemos como necios.