El concepto de que el campo es el gran generador de dólares de la economía nacional, queda claramente corroborado en el balance cambiario que publica mensualmente el Banco Central de la Republica Argentina (BCRA).

David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), compartió con Tranquera un análisis que realizó de los datos arrojados por el BCRA, donde se muestra que la agroindustria explica el 89% de las divisas netas que entraron este año al país desde enero a septiembre inclusive. Le siguen, muy atrás, minería con el 8% e informática con el 3%. Mientras que los otros rubros de la economía arrojaron resultados negativos en términos del ingreso de divisas.

Si lo medimos en millones de dólares, la agroindustria generó 18.792, la minería 1.735, y la informática 594. En el terreno negativo se encuentran la industria química (-3.794), comercio (-2.905), maquinarias y equipos (-2.488), y automotriz (-1.909). Mientras que en el apartado “resto”, donde están incluidas varias actividades, la cifra negativa asciende a 13.105 millones.

SI BIEN EL AGRO REPRESENTA DOS TERCIOS DE LAS EXPORTACIONES, LA REALIDAD ES QUE EXPLICA EL 90% DE LAS DIVISAS NETAS

En tanto, durante septiembre, el porcentaje de las divisas netas generadas por la agroindustria llega al 90%, con USD 2.155 millones, seguido por minería con 196 millones e informática con 56 millones. Los otros sectores, en cambio, acumularon un saldo desfavorable de 4.065 millones.

A su vez, de los 2.155 millones ingresados por el campo en ese mes, 1.578 corresponden a oleaginosas y cereales, 467 a alimentos, bebidas y tabaco, y 110 a otras actividades agrícolas. “El grueso de las exportaciones son de soja, maíz y trigo. Después siguen las carnes y algunas de las economías regionales”.

“Si bien el agro representa dos tercios de las exportaciones (en términos de volumen), la realidad es que explica el 90% de las divisas netas. Esto se debe a que el otro tercio de las exportaciones, al mismo tiempo, requieren de distintos tipo de importaciones, como por ejemplo sucede en los sectores automotriz y energético”, aseguró Miazzo al ser entrevistado por Tranquera.

Miazzo opinó que, para resolver este desbalance, no sería correcto restringir las importaciones, como se ha intentado en diferentes momentos por medio de “políticas equivocadas”. Sino que, en realidad, lo que se necesita es fomentar las exportaciones. Además, dijo: “El problema no es que haya sectores deficitarios, porque es totalmente lógico que cualquier país del mundo importe distintas cosas que no sea capaz de producir, ya sea por escala u otros motivos. El problema no es la importación, sino que hay poca exportación. Hay una visión errónea que lleva a cerrar importaciones o ponerles impuestos, y querer ensamblar en Tierra del Fuego, lo cual es doblemente ineficiente, porque estás ahorrando dólares a costa de que el resto de la economía pague productos más caros”.

Para revertirlo, enumeró diferentes aspectos que deberían atenderse. “Necesitamos que el agro exporte más e impulsar a que otros sectores también lo hagan, como la economía del conocimiento e informática. Junto a una clara política exportadora, que incluya quita de retenciones, aperturas de mercados, y financiamiento para que distintas fábricas y empresas puedan crecer en escala, productividad y competitividad, con un tipo de cambio real, competitivo y estable que no esté atrasado”, agregó.

El superávit comercial se esfuma por la brecha

Otro dato muy relevante, que se desprende del balance cambiario, es que el superávit comercial se esfumó durante septiembre después de dos años. Más allá de los números que comunicó el INDEC, donde en septiembre se mantuvo en USD 584 millones en términos de volúmenes, en la “base caja” del BCRA, donde se ven efectivamente las divisas liquidadas, se observa cómo los egresos por importaciones de bienes llegaron al mismo nivel que los ingresos por exportaciones. “Esa tendencia de cómo se está cerrando el superávit también se está viendo en los datos del INDEC, pero el número se ve mucho más fino en el Banco Central. A largo plazo deberían tender a ser iguales, pero mes a mes, e incluso año a año, pueden diferir porque hay distintos tiempos. Por ejemplo, a una importación se la puede financiar”, destacó Miazzo.

“Esto se relaciona con la brecha cambiaria, por supuesto. Todos los importadores tratan de adelantar la compra de divisas, y los exportadores intentan liquidar lo más tarde posible”, señaló.

Al respecto, dijo que muchos importadores han saldado de manera significativa el pago de deudas, para aprovechar el acceso a un dólar oficial que se encuentra mucho más barato que los paralelos. En este sentido, sostuvo: “Veníamos teniendo una deuda flotante por importaciones cercana a los USD 20 mil millones, que ahora se ha reducido prácticamente a una décima parte de ese monto”.

Pese a que suele mencionarse un supuesto retraso en la liquidación de divisas, las ventas de los productores a los exportadores se desarrollan con “bastante normalidad” en comparación con otros años, aseguró Miazzo. “A esta altura del 2020, se han vendido aproximadamente dos tercios de la soja producida. Aunque sin duda la brecha cambiaria incentiva a que eso se vaya atrasando”, agregó.

En tanto, remarcó que la liquidación de los exportadores es “en tiempo real”, porque las ventas al exterior de granos y subproductos, como harinas y aceites, es a la que menor plazo se le otorga para ingresar los dólares. “Tienen cinco días para hacerlo desde que se cargó al barco. Ningún otro rubro de la economía, ni país te diría, cuenta con un período tan corto. Oros sectores tienen 180 o 360 días, e incluso hasta cinco años en algunos casos”, comentó.

Asimismo, recordó que en Argentina se industrializa un 90% de la producción sojera, que se convierte en harina y aceite. “Lo que para eso se requiere de un proceso, las industrias trabajan durante todo el año y entonces necesitan que los productores esparzan sus ventas. Incluso, en términos logísticos, esto es algo necesario porque se desestacionaliza la comercialización y la logística de la producción de granos. Hay grandes colas de camiones, de diez o quince kilómetros, en los puertos de Rosario en épocas de cosecha, a pesar de que está muy desestacionalizada. Imaginemos qué pasaría si se diera todo al mismo tiempo, en los dos o tres meses posteriores a la cosecha. Entonces, en realidad algo que es natural y muy bueno, que es poder desestacionalizar la comercialización, después se termina viendo como algo malo ante la urgencia de que ingresen esos dólares, y por eso se hace tanto hincapié sobre los silobolsas guardados en los campos”, explicó.

Por último, evaluó que si bien el tipo de cambio oficial mantiene una “relativa competitividad” en cuanto a parámetros comerciales y de costos, en niveles similares a los de 2010 o 2011, lo cierto es que no refleja la enorme emisión monetaria que se llevó a cabo durante este año. “Los dólares paralelos reflejan el exceso de pesos y las ventanas muy chiquitas que hay para que ingresen más divisas. A su vez, esa gran cantidad de pesos próximamente van a generar aumentos de precios, y entonces el oficial debería subir para no quedarse atrás de esa inflación futura que va a generarse”, concluyó.

Fuente: Tranquera