Entre estos proyectos, se destaca la reforma de la ley de manejo del fuego,
que pretende castigar con hasta 60 años de inactividad a quienes fueron víctimas
de incendios en sus propios campos. O los diversos proyectos de ley de Humedales
que, basados en una amplia y cuestionable definición de humedales, de prosperar,
desafectaría amplias porciones del territorio nacional para la actividad
productiva.
Lo mismo ocurre con los denominados observatorios, como el propuesto para el
uso de fitosanitarios, que procura generar nuevos obstáculos a la producción o
las nuevas restricciones propuestas en el marco de la Ley de Bosques. Esto
limitaría aún más la actividad agropecuaria en provincias que necesitan
desesperadamente mayor desarrollo económico y humano para dar empleo y generar
actividad en poblaciones postergadas, con innumerables necesidades.
Todos estos proyectos promueven una visión prejuiciosa y denigrante respecto
de los productores rurales. Parten de premisas equivocadas sobre una supuesta
ambición desmedida de los productores por ganar más tierras para su actividad a
cualquier costo. Nada más alejado de la realidad.
Por el contrario, la inmensa mayoría de los productores respetamos la
naturaleza y utilizamos los recursos en forma sustentable porque convivimos con
ellos, vivimos en los campos en los que producimos, por lo que conocemos sus
ciclos, sus necesidades, su fragilidad y su carácter limitado. Somos los
primeros en buscar su equilibrio y su preservación. Es por eso que, desde hace
años, venimos invirtiendo e incorporando tecnología para llevar adelante una
producción sustentable, a través de la puesta en marcha de las Buenas Prácticas
Agropecuarias, cada vez más extendidas a todo el país.
Todos coincidimos en la importancia de cuidar el ambiente y los recursos
naturales, de hecho nuestra actividad depende muchas veces de ellos. De hecho,
somos los principales perjudicados por las consecuencias del cambio climático.
Pero el abordaje de estos temas sobre que pretenden legislar debe ser serio y
responsable. No sesgado por la ideología ni por mitos construidos desde alguna
oficina en una ciudad. Cómo entidades, tenemos mucho para aportar para su
abordaje. Pero estamos convencidos que restringir y legislar desde el
desconocimiento real de los problemas puede traer muchísimos perjuicios.
Especialmente en las comunidades que se pretende proteger.
Siguen queriendo restringir y limitar nuestras actividades, mientras nadie
protege nuestros derechos que vulneran terceros, ni nos apoya ante las cada vez
más frecuentes devastaciones producidas por inclemencias climáticas.
En el difícil momento que vive la economía argentina, en el que se requiere más producción, más exportaciones y más trabajo debemos acertar en el diagnóstico correcto de los problemas y propiciar iniciativas que los solucionen efectivamente, lejos de miradas ideológicas, que solo sirven para alimentar el relato y la grieta.