En un contexto climático marcado por un otoño-invierno y un inicio de primavera con un fuerte déficit de lluvias que se siente en gran parte de las zonas agrícolas argentinas, las perspectivas de siembra indican que habrá una mayor proporción de lotes destinados a maíz tardío. El objetivo es aprovechar de la mejor manera posible las precipitaciones que mejorarían en el último trimestre del año. Esto abre una ventana de tiempo para seguir planificando al detalle las estrategias productivas. Manejo de plagas Un año con plantas estresadas por la falta de humedad es lo que esperan los insectos para atacar con mayor fuerza.

En el caso del maíz, la oruga cogollera es la mayor amenaza. “Tenemos que estar atentos desde el inicio del ciclo, porque las plantas estresadas favorecen el ingreso y desarrollo de las plagas. Hay que hacer un monitoreo y seguimiento permanente para detectarlas a tiempo y decidir las estrategias de control”, resume Francisco Francioni, gerente de Insecticidas de FMC.

Según Francioni, los mayores daños comienzan cuando los maíces están entre V3 y V8: si el monitoreo determina un umbral de severidad e incidencia elevado, es el momento en que hay que aplicar, para evitar que el gusano ingrese dentro del cogollo y haga aún más difícil su eliminación. La herramienta que recomienda FMC es el insecticida Coragen, en una dosis de entre 50 y 100 centímetros cúbicos por hectárea. “Entre otras ventajas, otorga una persistencia de 12 a 14 días y tiene gran selectividad; es decir, que solo ataca al cogollero y no afecta a la fauna benéfica.

Asimismo, es un producto banda verde”, remarca Francioni. Control de enfermedades Otra amenaza que enfrentan los cultivos son los hongos: si bien la falta de humedad evita la rápida proliferación de enfermedades, la mayor proporción de maíces tardíos, que suelen implantarse y desarrollarse en las épocas de mayores lluvias, hace que no haya que descuidar la estrategia defensiva. Para Matías Retamal, gerente de Fungicidas de FMC, el riesgo está presente y el foco está puesto fundamentalmente en royas y en tizón.

En principio, Retamal coincide con Francioni: antes que decidir cualquier aplicación, el monitoreo es fundamental. Si la evaluación determina que es necesario pulverizar, la recomendación de FMC es el producto Nanok. “Es un fungicida que mezcla dos ingredientes activos de una manera totalmente equilibrada: una estrobilulina (azoxistrobina) y un triazol (flutriafol). Va directamente al blanco, es curativo y a la vez también erradicativo, y se destaca por tener una alta movilidad en la hoja, lo que brinda un control rápido de enfermedades, con una formulación que permite una rápida penetración y, por ende, un menor riesgo de lavado por lluvia”, enumera Retamal.

La dosis sugerida es de 800 centímetros cúbicos por hectárea, aplicados en conjunto con el fitoregulador Agrostim, a una dosis de 500cc/ha, que ayuda a tener una mejor calidad de aplicación y una mayor eficiencia en el control de enfermedades, ya que mitiga el estrés tanto hídrico como térmico.

Ensayos realizados por FMC indican que al utilizar Nanok más Agrostim, se logra un plus de rendimiento de entre 800 y 1.200 kilos por hectárea. También la compañía recomienda sumar Biofusión: un co-factor natural, banda verde, que otorga un efecto protector a la gota del fungicida y asegura que tenga un contacto directo con la hoja. FMC es una compañía internacional de ciencias del agro, dedicada al desarrollo tecnológico y a la innovación en protección de cultivos, con presencia en más de 40 países y 130 años de trayectoria.

Actualmente, se posiciona a nivel mundial como la 5° compañía de defensivos agrícolas y la 1° empresa química dedicada exclusivamente a la protección de cultivos. Con un portfolio altamente innovador, cuenta con 22 centros de Investigación y Desarrollo en todo el mundo y trabaja diariamente para llevar soluciones al campo y estar más cerca de los productores.