Por otro lado, el precio del combustible en base al cereal fue fijado en diciembre de 2019 e incrementado en un 10% en octubre de 2020, lo que representa una merma a la rentabilidad de la industria si se considera el incremento del precio de los insumos, que fue entre 30% y 60%.
La producción de maíz a nivel nacional observó una expansión importante en los últimos años, experimentando un crecimiento de 77% en las últimas 7 campañas. Este incremento se debe, entre otras causas, a la eliminación de los derechos de exportación sobre el cereal a partir de 2016, que volverían a escena en 2018 con una menor alícuota que el impuesto a la soja. Otro factor importante es el fortalecimiento del precio del cereal frente a la oleaginosa que se generó en las últimas campañas.
Las economías generalmente buscan agregar valor. Algunos países con industrias desarrolladas y pocos recursos naturales, como Japón, importan productos, les agregan valor y los exportan. Otras economías con una mayor dotación de recursos naturales, como Estados Unidos, agregan valor a la materia prima y la exportan. Esta tendencia a nivel mundial de agregar valor es un motor de crecimiento de las naciones.
Argentina cuenta con un elevado nivel de industrialización respecto a la soja, pero en lo que al maíz respecta, la industrialización alcanza en promedio un 30% de la producción. Dentro de los principales países productores del cereal, Estados Unidos industrializa el 86% de lo cosechado y Brasil el 70%.
La industria etanolera se alza como una de las posibles ramas para agregar valor al cereal que se expandió en las últimas campañas. En 2013 la producción de etanol alcanzó las 133 mil toneladas, y en los años posteriores se observó un crecimiento anual promedio del 28%, llegando a una producción de 438 mil toneladas en 2019. La suma del etanol producido en todo este período equivaldría a transformar y agregar valor a 8 millones de toneladas de maíz, del cual un promedio del 72% provendría de Córdoba.
Para el año en curso, la producción de etanol se vio resentida tras el golpe del COVID-19. En primer lugar, el brusco descenso en el precio del petróleo abarató el combustible fósil, principal competidor a las energías alternativas como lo es el etanol. Por otro lado, el precio del etanol fue congelado en diciembre de 2019, mientras los costos de la industria incrementaban.
El precio del etanol en base a maíz ha demostrado una caída continuada desde inicios de 2017, cuando se ubicaba en promedio a USD 0,85 el litro, hasta llegar a USD 0,42 el litro en la primera mitad del mes de octubre de 2020. La velocidad de incremento de los precios en pesos fue inferior al incremento en el valor del dólar en los últimos años, generando una merma de valor. Sin embargo, el precio del etanol se fijó en $ 29,8 el litro en diciembre de 2019 y fue incrementado un 10% a mitad de octubre del año corriente, alcanzando los $ 32,8 el litro.
El valor del etanol, junto al precio del maíz, se encuentran directamente relacionados al valor agregado que se puede generar en la industria. Aun así, el mercado de etanol no se encuentra regido por la oferta y demanda, sino que su precio es regulado por fórmulas de actualización y mediante decretos. Así, en 2013 se agregaba un promedio de USD 235 de valor a cada tonelada de maíz que se transformaba en etanol, mientras que en lo que va de 2020 este guarismo decayó a un promedio de USD 50 por tonelada.
Como se mencionó anteriormente, el precio del etanol se fijó en $ 29,8 el litro, y su precio incrementó a $ 32,8 en octubre de 2020, es decir, aumentó un 10% en diez meses. Por otro lado, el precio de sus principales insumos no fueron fijados y continuaron incrementando. El maíz, que representa un 50% de los costos productivos, incrementó un 61%, pasando de $8.352 la tonelada en diciembre de 2019 a $13.481/tn en octubre. Otros insumos de la industria, como el gas licuado del petróleo, los elementos de fermentación y el mantenimiento de planta, entre otros, se encuentran sujetos al dólar, que pasó de $ 59,9 en diciembre de 2019 a un valor de $ 77 en octubre, es decir, un incremento del 29%.
Por otro lado, la nafta, que también es un combustible que se encuentra regulado por el Estado, ha recibido un incremento de precio del 17% en el período analizado, pasando de $ 53,3 el litro a $ 62,4/lt. Pero contrariamente al etanol, el precio de su mayor insumo (el barril de petróleo) ha disminuido drásticamente desde diciembre de 2019, cuando cotizaba en USD 66,5 el barril. Actualmente, su precio se encuentra en USD 40,2, mostrando una retracción del 40% desde entonces.
Estados Unidos, uno de los principales países productores de maíz con un elevado grado de industrialización, ha mostrado precios para el etanol que superaron los precios argentinos en los últimos años. Aun así, la pandemia del COVID-19 ha afectado negativamente al precio del combustible. En abril del año en curso, el precio del barril de petróleo WTI llegó a terreno negativo y comenzó a recuperarse levemente, sin poder alcanzar los valores anteriores a la crisis. Esto tuvo como un efecto colateral la caída tanto en la producción como en el precio del etanol en Estados Unidos, ya que los combustibles fósiles se abarataron.
En estas situaciones, es beneficioso el contar con un precio fijado por el
Estado para apoyar la industria, como en el caso de Brasil, cuyo precio suele
ser mantenido entre USD 0,50 y USD 0,52 el litro.
En el caso de Argentina, el precio también fue fijado, pero a diferencia del
país vecino, el precio se fijó en pesos y no en dólares, por lo que el precio
del combustible bajó de USD 0,50 en diciembre de 2019 a USD 0,42 por litro en
octubre. Considerando que el valor del dólar oficial se encuentra contenido por
el cepo cambiario, el impacto podría ser mayor al considerar un tipo de cambio
alternativo, como el dólar informal, donde el precio del litro de etanol bajaría
de 0,41 en diciembre de 2019 a USD 0,21 para el mes en curso. Por debajo tanto
de Brasil como de Estados Unidos.
Fuente: Bolsa de Cereales de Córdoba