Bruno Nunes, coordinador General de Bioeconomía del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, Hugo Chavarría, Gerente del Programa de Bioeconomía de IICA, Sonia Monroy, viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento de Colombia, Marcelo Alós, secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina; Carolina Balian, asesora del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, y Federico Torres Carballo, viceministro de Ciencia y Tecnología de Costa Rica.
Bajo el título "Políticas para el Crecimiento Bioeconómico en las Américas luego del COVID-19", autoridades de Costa Rica, Uruguay, Colombia, Argentina y Brasil describieron la estrategia de bioeconomía que sigue cada país, como un enfoque ya instalado en la agenda pública de sus gobiernos para el crecimiento y el desarrollo.
Las exposiciones fueron parte de la Conferencia Internacional sobre Bioeconomía Aplicada 2020, organizada de manera virtual por el Consorcio Internacional de Investigación en Bioeconomía Aplicada (ICABR, por sus siglas en inglés), bajo el lema Acelerando la Bioeconomía.
La conferencia, que contará con cinco sesiones plenarias, fue inaugurada por el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
"La bioeconomía abre la posibilidad de generar círculos virtuosos para convertir a las comunidades rurales de América en zonas de progreso a partir del desarrollo de industrias locales de base biológica. Tenemos la posibilidad de generar otros productos de origen biológico de alta demanda para las industrias energéticas, médicas, farmacéuticas y químicas", expresó.
En criterio de Otero, estas oportunidades confirman a la agricultura como motor básico de la recuperación post pandemia, a partir de los principios de la economía circular.
La primera sesión plenaria fue moderada por el Gerente del Programa de Bioeconomía de IICA, Hugo Chavarría, y contó con la presencia de Federico Torres Carballo, viceministro de Ciencia y Tecnología de Costa Rica; Carolina Balian, asesora del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay; Marcelo Alós, secretario de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina; Sonia Monroy, viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento de Colombia; y Bruno Nunes, coordinador General de Bioeconomía del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil.
Los cinco coincidieron en que la bioeconomía resulta fundamental para abordar diferentes problemáticas de sus países como el desarrollo territorial, la inclusión y equidad social, la transformación productiva a partir del agregado de valor y una mayor diversificación de productos, la reducción de residuos y desperdicios de alimentos y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).
Para ello, resulta fundamental apoyar el desarrollo de las capacidades científicas, en especial la biotecnología y la nanotecnología, para avanzar en ciencias como la medicina, en una agricultura más verde y en el aprovechamiento respetuoso de los recursos de la biodiversidad. En este sentido, los cinco países han planteado sus programas desde una óptica multilateral, que incluye a varios ministerios y a organismos públicos, instituciones científicas y académicas y al sector privado.
El viceministro Torres, de Costa Rica, expuso algunos ejemplos que simbolizan el modelo bioeconómico que está desarrollando el país. Mostró el caso de la Cooperativa de productores de café CoopeTarrazú, que ha incorporado la economía circular al circuito productivo. En otro ejemplo, mostró una iniciativa que combina el bioturismo con la sensibilización ambiental.
También hizo referencia a una empresa que produce bioenergía a partir de la recuperación de plásticos y describió los avances en el uso de la biotecnología para la medicina, pues para el caso de Covid-19 el país ha logrado dos formulaciones de anticuerpos de equinos a partir de plasma hiperinmunizado con proteínas virales.
Por su parte, Carolina Balian resaltó que la estrategia uruguaya de bioeconomía sostenible se basa en tomar como punto de partida los recursos agropecuarios disponibles del país para dinamizar sectores tradicionales y desarrollar nuevos complejos productivos, de forma de poder cumplir con los compromisos internacionales asumidos en materia de ODS, cambio climático y protección de la biodiversidad, a la vez que se mejore la inserción internacional de Uruguay como proveedor de bioproductos.
La estrategia deja de ver a las distintas cadenas de valor de forma individual e incorpora el concepto de redes de valor biobasadas, que busca identificar las relaciones que pueden existir entre los subproductos de una cadena determinada y su utilización como insumo en otra, para lograr nuevos productos de mayor valor. Del mismo modo, también incorpora otro nuevo concepto, que es el valor agregado ambiental. Consiste en que la producción de un bien debe preservar el cuidado del medioambiente, mitigar sus impactos negativos y proteger o restituir los servicios ecosistémicos. Este concepto da soporte a la marca país: Uruguay Natural.
A su turno, Marcelo Alós destacó que las actividades vinculadas a la bioeconomía argentina alcanzan una participación de 16,1% del PBI y son responsables de generar unos 2,5 millones de empleos. Describió las acciones y programas de impulso al desarrollo de bioinsumos y biomateriales y la necesidad de establecer nuevas normativas que intensifiquen el uso de biocombustibles para agregar más valor a la producción agrícola.
Sonia Monroy subrayó que la bioeconomía será el nuevo motor de desarrollo empresarial de Colombia, estimando que representará el 10% del PBI del país para 2030, generando unos 100 mil empleos adicionales en los sectores de salud, energía, agricultura, alimentos, químicas y turismo. Según la funcionaria, uno de los pilares de la estrategia de bioeconomía colombiana será trabajar en el desarrollo de las capacidades humanas especializadas para generar negocios de alto valor.
Por último, Bruno Nunes describió los lineamientos de la Estrategia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2016-2022 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, donde uno de los 12 sectores identificados es la bioeconomía. Por ser vitales para el país, los biocombustibles cuentan con su propia estrategia y no forman parte del plan de acción de la bioeconomía. Nunes hizo hincapié en el programa de Cadenas Productivas que cuenta con un financiamiento de mil millones de dólares para impulsar el desarrollo de productos de la biodiversidad, distribuidos en seis biomas a lo largo del país.
El evento continuará el 13 de octubre con dos sesiones plenarias: "Cambio Climático, Medioambiente y Bioeconomía" y "El Rol de la Bioenergía Post COVID-19".