De Norte a Sur, las malezas resistentes se han convertido en una problemática
recurrente en todo el esquema productivo del país. Un escenario que año a año se
complica, y que en la próxima campaña puede verse aún más potenciado por el
efecto Niña. Con pronósticos que señalan un caudal de lluvias inferior a lo
normal, cualquier error en el manejo de malezas puede pagarse muy caro.
"En el norte del país estamos recorriendo una etapa absolutamente seca. Hace
cinco meses que no cae ni una gota de agua y los pronósticos a futuro tampoco
son alentadores", señaló el ingeniero agrónomo Marcelo De La Vega en una nueva
reunión de Voces Expertas, un programa de relacionamiento de UPL con
especialistas. Allí, el docente de la Universidad Nacional de Tucumán diferenció
las distintas realidades que atraviesa la región.
"Si bien en el NOA tenemos un régimen monzónico bien definido y no cae mucha
lluvia por esta época, ya hemos partido con un otoño muy bajo que no ha dejado
bien los perfiles hídricos. Ésta situación la han sufrido mucho los cultivos
invernales. En tanto, en el NEA si bien ha habido algunas precipitaciones entre
los meses de julio y agosto, han sido significativamente menores a lo normal",
comentó el experto en malezas.
El escenario impacta de lleno en el manejo de malezas. Por ejemplo, ante
precipitaciones erráticas y falta de humedad, los herbicidas posemergentes no
logran una correcta incorporación al suelo. A su vez, la dinámica de malezas es
completamente diferente, con flujos de emergencia más prolongados en el tiempo.
"En años húmedos Eleusine tiene tres cortes distribuidos en 75 días. Pero en
años secos por ahí tiene cinco cortes durante 100 días. Esto significa que
durante más tiempo vamos a estar lidiando con más nacimientos de malezas",
advirtió De La Vega.
El encuentro de Voces Expertas también tuvo su réplica en pleno corazón de la
Pampa Húmeda, donde el especialista del INTA Pergamino, Horacio Acciaresi,
alertó sobre la posibilidad de un retraso en la emergencia de malezas ante un
fenómeno Niña. "Cuando hablamos de malezas hay mucha variabilidad fenotípica,
con individuos que están más o menos adaptados a determinadas condiciones
ambientales. Por lo cual los procesos de enmalezamiento pueden tener una
velocidad menor, pero sin dudas van a estar presentes", confirmó
En ese sentido, el gerente de herbicidas de UPL, Alejandro Piñeiro, advirtió
que es muy probable que en un año Niña las curvas de nacimiento de Amaranthus se
den en noviembre o diciembre, dependiendo de las lluvias. "Hay que mirar con
atención las condiciones ambientales para adelantarnos a los flujos de
nacimiento", aconsejó el experto en malezas de la empresa, quien participó de
ambas charlas virtuales de Voces Expertas.
Por otro lado, todos los especialistas apuntaron al carryover como el otro
gran peligro que puede emerger a partir de un contexto de sequía. "Se trata de
una situación muy compleja, porque la degradación de los residuos va a ser más
baja en un año Niña como el actual, complicando así a los cultivos que siguen en
la rotación", manifestó Acciaresi, quien dejó a su vez algunas recomendaciones
de manejo.
"Fundamentalmente hay que tener en claro dos cosas. Por un lado, cómo
funciona y cuál es la dinámica de cada residual en el suelo. Y por el otro,
conocer también los flujos de emergencia de las malezas presentes en el lote. De
esta manera, podemos ajustar el timing para no aplicar los herbicidas ni muy
temprano, ni muy tarde, y hacer un uso racional y eficiente de los insumos",
clarificó el coordinador del área de Protección Vegetal del INTA Pergamino.
Por otro lado, Acciaresi llamó a replantear el manejo de herbicidas en medio
del complejo escenario de malezas resistentes de la zona. "Tenemos que empezar a
cambiar y rotar los distintos mecanismos de acción, además de bajar su
frecuencia de uso. Hay que tomar conciencia en ese sentido, porque de lo
contrario se van a repetir los procesos de resistencia con los mecanismos de
acción que aún muestran eficacia en el control", avisó y apuntó a diversificar
más el sistema y buscar otras alternativas culturales como los cultivos de
cobertura.
Por su parte, De La Vega explicó cómo realizar un solapamiento de herbicidas
residuales para lograr un eficiente control de malezas en el norte del país.
"Aquí las malezas comienzan a nacer a partir del mes de noviembre, mientras que
la siembra de soja se da en diciembre. Entonces hay que seleccionar herbicidas
con un residual de 30 días, de manera que el lote quede limpio para aplicar
luego un premergente que acompañe al cultivo. En tanto, en el caso del maíz, los
barbechos irían acompañados de un residual un poco más largo, ya que la siembra
se produce durante el mes de enero", comentó.
En ese sentido, desplegó su experiencia con Dinamic, el herbicida residual de
UPL, sobre un lote de 1000 hectáreas de maíz. "Es un producto que tiene un
control similar a la atrazina, pero con mucha mayor residualidad. Quedé muy
satisfecho, sobre todo por el control de bejuco y yuyo colorado", sentenció. Por
su lado, Piñeiro destacó que también se puede aplicar en barbecho intermedio al
cultivo de soja, brindando una gran estabilidad y seguridad de control en
malezas de hoja ancha.
También para soja, De La Vega rescató el excelente comportamiento de Tripzin,
una mezcla de Pendimentalin con Metribuzin que permite disminuir la presión de
selección en varias malezas difíciles, brindando a la vez la posibilidad de
rotar modos de acción. "Es un herbicida que probé bastante y siempre ha mostrado
buenos controles de ciertos grupos de malezas con mucha difusión en la zona",
reveló. Además, este producto de banda toxicológica verde también ha mostrado
eficacia contra gramíneas y Yuyo colorado.
Por último, Piñeiro destacó las virtudes de Lifeline, un herbicida de contacto con alta concentración de glufosinato de amonio, ideal para planificar esquemas de rotación de herbicidas y prevenir resistencias. Con un amplio espectro de control, actúa sobre malezas de hoja ancha y gramíneas, además de controlar malezas de biotipos resistentes en maíces resistentes a glufosinato de amonio.