Comenzando el mes de septiembre de un año más que particular, la situación de incertidumbre sobre la ganadería y el sector persiste, aunque algunas cuestiones vayan mostrando de una forma más clara la situación actual y el devenir de la producción intensiva de carne. Iniciando el segundo trimestre del año algunas cuestiones generaban dudas importantes sobre el dinamismo de la cadena, el miedo a los casos positivos en la industria, los problemas de circulación de insumos y productos, etc. Repasando esa situación vemos que a pesar de algunos inconvenientes la operación de los engordes, protocolos de por medio, se desarrolló de forma normal y que la industria, con algunas demoras por reducción de personal o algunos días sin faena, continuó trabajando. Por lo que toda la cadena logró un funcionamiento que permitió llegar a los consumidores internos y externos con relativa normalidad.
Por otro lado también se van aclarando algunas cuestiones del mercado, aunque no por más claras, favorables para la actividad. Las variables principales del negocio se presentan adversas para los resultados de los corrales. Nuestro insumo más valioso, el ternero o novillito de invernada, alcanzó unos valores que nada tienen que ver con el negocio del engorde, tornándose para los operadores en un activo destinado al resguardo de valor tal como lo fueron las compras anticipadas de insumos dolarizados durante este año. También el costo de alimentación se vio modificado con la suba del maíz y otros insumos en el último mes y medio. Del otro lado de la ecuación el novillo gordo parece haber encontrado un valor de alrededor de los $ 114/Kg para el ternero liviano de consumo que se muestra relativamente estable en las últimas semanas, lo que nos deja con una relación compra / venta desfavorable y un costo de alimentación en crecimiento. Esta ecuación marca un quebranto de los engordes de alrededor de los $3500 por animal engordado. Bajo este panorama aquellos productores con posibilidades de flexibilizar su sistema productivo se vuelcan a recrías pastoriles o con distintos grados de suplementación que le permitan diluir la fuerte inversión de entrada que son los kilos de invernada en más kilos producidos en el ciclo. Analizando esta situación, es de esperar que el valor del ternero gordo presente en los próximos meses algún ajuste hacia arriba en su valor, en la medida en que se reduzca la oferta. Por otro lado esta posible suba se encontrará con un consumo restringido por una situación económica sumamente compleja debido a las situaciones atravesadas en los últimos años y el plus de problemáticas laborales causadas por la pandemia en curso.
Para evaluar la oferta futura de hacienda gorda podemos analizar algunos números de la actividad. La zafra de este año mostró una particularidad, la concentración de ingresos a los corrales de manera más marcada en el mes de mayo. A la buena situación climática de los campos se le sumo la incertidumbre del inicio del aislamiento social obligatorio, que redujo las operaciones en el mes de abril. A pesar de esa variación en la distribución de los ingresos, el stock de hacienda en los engordes, si bien fue algo menor a los valores del año pasado para marzo y abril, se equiparó a niveles del 2019 de mayo en adelante. Los niveles de ocupación de los corrales, con valores generales superiores al año pasado, alcanzaron su pico en el mes de junio con un 70% de ocupación y mostrando ya en julio una baja de dos puntos porcentuales (68% de ocupación). En esta época del año comienza el vaciado de los corrales, que jugará junto con la demanda, en generar una situación que entendemos llevará a algún ajuste hacia arriba de los precios de la hacienda terminada. De todas formas, lejos estamos aún de revertir la situación actual de pérdida de miles de pesos por animal producido. Situaciones como estas nos ponen en un proceso que, tal como sucedió en los últimos dos años, genera una constante descapitalización de las empresas que reducen de forma importante su nivel de actividad.
En otro orden de temas la CAF continúa con una intensa actividad institucional, con los servicios de siempre a los socios, con una apuesta en su departamento de estadísticas y mercados entendiendo que un mejor y más profundo análisis de las variables nos permitirá no solo transmitir de forma más precisa la situación de los corrales sino también brindar herramientas de valor a nuestros socios para la toma de decisiones. También la participación en otras instituciones, con los formatos actuales de reuniones virtuales, cobró una fuerte intensidad en los últimos meses. A la Mesa de las Carnes, el IPCVA, la Mesa Argentina de Carne Sustentable, la Mesa Argentina de Proteína Animal y otras entidades se incorporó el fuerte trabajo del nuevo Consejo Agroindustrial Argentino, con un proyecto integral de todas las cadenas y economías regionales agroexportadoras para una reactivación genuina de las exportaciones con foco en la creación de empleo y el arraigo en el interior de nuestro país. Esta propuesta ya tuvo su presentación al Ejecutivo Nacional, gobernadores, cancillería y legisladores con una importante aceptación y respaldo. Actualmente se está trabajando en traducir ese proyecto global a las normas necesarias para impulsar cada uno de los focos de trabajo.
Estamos en una situación sumamente compleja para la actividad, las empresas y las personas involucradas. Continuamos trabajando en la representatividad del sector y sus actores con mucha dedicación en cada espacio de intercambio. Y nuestros productores además se encuentran inmersos en una actividad que no es la de décadas atrás y continúan con la adopción de tecnología con un avance equiparable al de la agricultura mediante una visión integral acerca de la gestión productiva, que implica la utilización de las más nuevas tecnologías de información para la toma de decisiones, de manejo, técnicas, económicas y ambientalmente adecuadas para la producción. Por eso también decimos que el feedlot es hoy “ganadería de precisión y de decisión”. Constantemente medimos, evaluamos, analizamos, decidimos y, de esta forma, volvemos a empezar, siempre tratando de ser más eficientes, más productivos y más competitivos, tratando mejor a los animales y al medio ambiente. Esta es la forma de trabajar tranqueras adentro para poder mantenerse en este negocio tan complejo y en esta coyuntura tan particularmente adversa. Desde la CAF continuamos intentando allanar el camino en estos procesos a nuestros productores mediante nuestras actividades, capacitaciones, vínculos con empresas de bienes y servicios así como el trabajo público privado. Estamos convencidos de que a pesar de la compleja situación la actividad es una de las tantas que siempre está presente en el agregado de valor y la generación de empleo genuino que tanto necesita el país.