En el final de la semana pasada hubo declaraciones poco felices felices o incoherentes por parte de los funcionarios del gobierno. Por un lado el presidente dijo, textualmente que “seguimos hablando de cuarentena sin que en Argentina exista una cuarentena” y agregó que la actividad industrial está por encima del 90%. Sobre este tema se volverá luego.
También el presidente afirmó el sábado por la mañana que estaban estudiando limitar la compra de los US$ 200 mensuales que la gente puede adquirir mensualmente, a eso se agregó declaraciones de la funcionaria Cecilia Todesca que afirmó, entre otras cosas, que «No podemos seguir gastando dólares en ahorros que van a parar al colchón” y que los dólares se necesitan para producir. Pero por la tarde el ministerio de Economía desmintió que se fuera a limitar la compra de US$ 200 mensuales que puede hacer la gente, al menos por ahora. Es decir, dos opiniones diametralmente opuestas en un día sobre el mercado de cambios, con el BCRA sin opinar.
En lo que hace a las declaraciones del presidente sobre la cuarentena fue la siguiente: “Seguimos hablando de cuarentena sin que en la Argentina exista una cuarentena; la gente circula, los negocios están abiertos y la actividad industrial está por encima del 90 por ciento”. Dudo que los dueños de bares, restaurantes, hoteles, profesores de tenis, gimnasios, shoppings centers, etc. concuerden con el presidente, sin embargo, si fuese como afirma el presidente que la actividad industrial está por encima del 90%, queda claro que, entonces, la política económica está fracasando considerando las fuertes caídas de la actividad industrial con bajas interanuales que llegaron a superar el 33,4% y en junio estuvo en el 6,6% anual
Gráfico 1
Si el 90% de la industria está trabajando como afirma el presidente, debería explicar las fenomenales caídas interanuales que se producen bajo su política económica. Es más, de acuerdo a los datos del INDEC, la industria está utilizando, en promedio, el 53% de la capacidad instalada. Solo se puede entender la afirmación del presidente argumentando que el 90% de la industria está trabajando porque no hay cuarentena, por el lado de un fracaso de la política económica.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que es un anticipo mensual del comportamiento del PBI, muestra que en los primeros 5 meses del año la actividad económica cayó el 13%, la construcción viene en picada libre con una caída del 38% en el primer semestre de 2020 respecto a igual período de 2019. Tomando el período febrero-junio hay 15.663 empresa privadas menos que presentaron declaraciones juradas en la AFIP por liquidación de aportes y contribuciones de su nómina salarial y 19.739 desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández. En definitiva, si la cuarentena no existe, eso quiere decir que la política económica del gobierno es un fracaso por sí misma.
Respecto a los amagues para restringir la venta de dólares a quienes quieren comprar los US$ 200 mensuales, el argumento de Cecilia Todesca, funcionaria del ministerio de Economía, es realmente sorprendente. Afirmó: “no podemos seguir gastando dólares en ahorros que van a parar al colchón y salen del sistema, porque necesitamos dólares para producir«. Francamente no se entiende por qué habla en primera persona del plural. Los dólares no son del gobierno, son de los que producen algo que luego exportan y reciben dólares a cambio de su producto. Luego, el exportador puede venderlos en el mercado interno y alguien comprarlos y ponerlos bajo el colchón porque tiene miedo a que el estado los confisque. Y tiene razón el que tiene miedo porque la expresión de Todesca ya refleja intenciones confiscatorias. Si José exporta soja y recibe dólares y el Estado lo obliga a venderle los dólares al BCRA a un tipo de cambio artificialmente bajo a cambio de pesos depreciados, de hecho el Estado le está confiscando los dólares que son de su propiedad. Lo que pretende Cecilia Todesca es que el estado se quede con los dólares y al que genera riqueza entregarle unos papeles impresos llamados pesos que no tienen ningún valor.
Lo que ocurre con el mercado de cambios es muy elemental. Es de introducción a la economía.
Gráfico 2
El gráfico 1 muestra dos simples curvas. Una de oferta O y otra de demanda D. El mercado actuando libremente está en equilibrio en el precio P1 y gente hace transacciones en la cantidad C1.
Aparece el estado y pone un precio máximo para el dólar en P2. A ese precio, la oferta se contrae a C2 y la demanda se expande a C3. Se contrae porque nadie quiere vender sus dólares artificialmente baratos y se expande porque todos quieren comprar dólares a precios artificialmente baratos.
La diferencia entre las cantidades ofrecidas C2 y demandada C3 la cubre el estado vendiendo reservas mientras tenga o bien el mercado ajusta por precio en el mercado negro dado el cepo imperante.
Lo que parece no entender Cecilia Todesca es algo muy elemental en economía: no hay suficientes dólares al precio artificialmente fijado por el estado. Es más, no es que falten dólares, lo que sobran son pesos que la gente no quiere. ¿Por qué la gente quiere dólares y no quiere pesos? Porque el peso se derrite como barra de hielo en el desierto y, en cambio, el dólar es reserva de valor. Es más, la gente confía más en las instituciones jurídicas, políticas y económicas de EE.UU. como respaldo del dólar que en la dirigencia política y las instituciones jurídicas y económicas de Argentina para respaldar el peso.
¿Cómo la gente no va a demanda dólares si desde que comenzó el actual gobierno la emisión monetaria para financiar al tesoro representó el 66% de los ingresos tributarios? Seguramente la gente no sigue los indicadores monetarios, pero en el supermercado comprueba cómo se derrite el poder de compra del peso, no porque aumente los precios, sino porque el peso vale cada vez menos dada la expansión monetaria.
Un estado con tradición de confiscación de activos líquidos (plan Bonex, corralito, corralón, pesificación asimétrica y confiscación de los ahorros en las AFJP) explica por qué la gente no quiere ahorrar en el sistema financiero y atesora dólares en el colchón como forma de defender el fruto de su trabajo.
Y como frutilla del postre, Todesca afirmó: «el cepo no es un castigo, es condición para la estabilidad macroeconómica». Cuando uno lee estas declaraciones de una funcionaria del gobierno, entiende perfectamente que es el mismo estado el que le da combustible a la carrera para huir del peso y refugiarse en el dólar, poniendo esos ahorros lo más lejos de la manos de funcionarios que tienden una profunda vocación para que el estado se apropie del trabajo honesto.
Fuente: Economía para todos