“Claramente China es el gran motor del comercio mundial de carnes y el déficit estructural que seguirá presentando en los próximos años tras el fenomenal faltante ocasionado por la peste porcina, lo seguirá posicionando como el principal mercado a abastecer”, señaló el Rosgan. En junio, se enviaron a China cerca de 54.724 toneladas (res c/hueso),- sobre un total de 72.592 toneladas.
“No obstante, es momento de trabajar fuertemente en el desarrollo y consolidación de otros mercados, más allá de China. Toda la cadena necesita trabajar coordinadamente en diferentes aspectos desde productivos y sanitarios, hasta aquellos que involucran cuestiones de bienestar animal y sustentabilidad ambiental, las próximas exigencias del mundo post pandemia. Esto redundará en animales terminados que ofrezcan una integración de la media res mucho más eficiente, pudiendo abastecer desde mercados de alto valor, que demanden cortes de calidad, certificados y con estrictos estándares productivos, a destinos más transaccionales, de mayor volumen y menor valor. En este sentido, más allá de China y los tradicionales mercados europeos, Israel o Chile, existen otros mercados a desarrollar fuertemente como Estados Unidos, Japón, e incluso destinos de Latinoamérica como Perú o Colombia, donde también existen nichos interesantes para explotar. Sin embargo, la exploración de nuevos mercados no debe limitarse al solo esfuerzo de marketing. Los estándares de trabajo demandados por nuestros mercados objetivos, deberían configurar el eje principal de un plan estratégico-productivo de largo plazo, a nivel nacional”, concluyó el Rosgan.
Como los huevos, pasa la mismo con la ganadería: no hay que ponerla toda en una misma canasta.
Fuente: El Economista