De los casi 6,4 millones de hectáreas de Maiz que se sembraron en Argentina
en la campaña 19-20, cerca de 1 millón se picó para ensilarse. Con la
incorporación del silo de maíz, no solo se logró aumentar la carga y la
performance animal (mayor ganancia de peso diario y mayor producción individual
de leche diaria) sino que también se aumentó la producción por unidad de
superficie tanto de carne como de leche. El silo de maiz se convirtió para
algunos sistemas lecheros en la base de la dieta.
Con la incorporación del silo de maíz se aumentó la producción de carne y
leche.
En los planteos lecheros, el silo de maiz puede formar parte no solo de las
dietas de las vacas de ordeñe, sino que también se puede incluir en la dieta de
vacas secas, preparto e incluso de recrías. Muchas empresas han optado por
intensificar los planteos de recría de vaquillonas, donde los silos son la base
de la dieta, para asegurarse una ganancia de peso constante desde las etapas
tempranas hasta que llegan al preparto. En los planteos más intensivos donde las
vacas en ordeño no pastorean en el campo, llegan a comer un total de 25 kilos de
materia seca por día, donde el silo de maiz muchas veces llega a ser el 50%. En
estos sistemas el gasto de alimentación ronda entre el 65 y 70 % del total de
gastos directos de un tambo. Planteos menos intensivos dependen algo menos de la
calidad del silo y más de la calidad de la pastura que pastorean diariamente las
vacas.
Para planteos de producción de carne, los silos en general se utilizan para
ajustar la carga en momentos del año donde hay escasez de forraje (invierno,
periodos entre estaciones, etc.) Es muy utilizado también en corrales de
iniciación/terminación y en campos de cría donde el silo, especialmente ofrecido
en autoconsumo, se aplica a la alimentación de vacas en invierno para mejorar
las ganancias de peso. La respuesta esperada al uso de silo en planteos
ganaderos, depende principalmente de la participación del mismo en las dietas y
de la categoría animal a suplementar.
El silo de maíz en particular es un alimento que aporta fibra y energía.
Para que el mismo tenga un valor nutricional alto se debe prestar mucha
atención al momento de picado, la compactación, el largo de picado, la altura de
corte y el procesado del grano. El correcto uso del silo permitirá obtener
mejoras en carga animal por hectárea, así como en producción individual, aumento
de peso, etc. En dietas con alta participación de silo, será necesario balancear
cuidadosamente el aporte proteico de la ración. Es también muy importante
extraerlo bien para disminuir los desperdicios y maximizar el resultado
económico.
Para tratar de alcanzar los máximos rendimientos tenemos que poder manejar lo
mejor posible los diferentes factores que lo limitan. Si no contamos con riego,
el agua muy probablemente sea la principal limitante en algún momento del ciclo
del cultivo. La nutrición podemos manejarla con la fertilización. Con la
elección de la fecha de siembra podemos hacer coincidir el periodo crítico del
cultivo con un momento de menor demanda ambiental y con menor probabilidad de
estrés hídrico. Otras herramientas que tenemos para mejorar el ambiente del
cultivo son el distanciamiento entre hileras, la densidad de siembra, el control
de malezas, enfermedades y plagas y por último la elección del hibrido.
Todos los años, muy cerca de esta época, definimos la compra de los híbridos
de maíz que vamos a picar y ensilar a fines de enero, principios de febrero.
Para los planteos lecheros que consumen mucho silo, el momento del picado de
maiz es el momento más importante del año, es donde se juega la producción del
año siguiente. Muchas veces terminamos eligiendo uno híbrido por sobre otro
principalmente por el precio y financiación sin tener mucho en cuenta ciertas
características que pueden hacer que al final del día un híbrido que hemos
descartado por precio termine siendo el mejor negocio.
El objetivo principal que buscamos cuando sembramos un lote de maiz destinado
a silo es obtener la mayor cantidad de kilos de materia seca digestible por
hectárea posible y de la forma más barata. Debemos buscar materiales que tengan
un buen equilibrio de las siguientes características: rendimiento en kilos de
materia seca, estabilidad, buena proporción de grano, buena digestibilidad de la
fibra, que permanezcan verdes al momento óptimo de picado (stay green), gran
sanidad de hoja, tallos gruesos, tolerancia a herbicidas, eventos para control
de lepidópteros y granos largos (pare que sean más fácilmente procesados por el
cracker de la picadora). Obviamente, no es fácil encontrar un hibrido que reúna
TODAS estas características y que además sea barato y tenga buena financiación.
No siempre la bolsa más barata nos da la tonelada de materia seca digestible más
barata. La clave es encontrar un buen equilibrio.
Para ser un buen productor lechero, hay que ser mejor agricultor
Hoy en día, para ser un buen productor lechero no solo hay que manejar muy bien la nutrición, reproducción y confort animal, sino que también hay que ser el mejor agricultor para producir cantidad de forraje de calidad. En los planteos más exigentes, no podemos dejar para picar los peores lotes de Maíz (los que menos rendirían si los cosechamos). Debemos hacer el mejor maiz para que luego del picado se convierta en el mejor silo y así pueda ser transformado en leche o carne con la mayor eficiencia de conversión posible. El desafío es manejar todos los factores que están a nuestro alcance para lograr el mejor cultivo posible y así transformarlo en mayor cantidad de carne o leche por ha o por Tn de producción.
Fuente: Producirconservando.org.ar