La escritora y ensayista Beatriz Sarlo realizó ayer una autocrítica acerca de su perspectiva sobre la relación de poder que ella imaginó que existiría entre el presidente de Argentina Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner . "Tengo que admitir que me equivoqué", señaló la intelectual al hablar de la convivencia de la dupla política gobernante.
"Como siempre tengo que decir que me equivoqué", comenzó a decir Sarlo en
declaraciones al programa solo una vuelta más (TN). Luego indicó que no se había
equivocado con Alberto, "con su inteligencia o conocimiento del Estado que
adquirió como jefe de Gabinete de Néstor [Kirchner] ", pero sí en lo referente a
la vicepresidenta.
"Me equivoqué, porque creí que era posible conformar a la dama [Cristina] con menos de lo que tiene en este Gobierno, y creo que no fue posible -explicó-. Con menos gente nombrada, con menos políticas que se impulsen".
"Yo tenía la fantasía equivocada de que ella se iba a convertir en una especie de embajadora internacional de su propia ideología, que tanto le gustan la figuración y los vestidos, que iba a representar a América Latina y la Argentina, que podía aspirar al Unasur", añadió.
"Cometí ese error, no que se iba a quedar en la casa tejiendo y haciendo maldades -agregó-. No creí eso. La realidad es que se quedó en la casa tejiendo en serio. Ese fue mi error".
Luego, comentó en qué se basó su error: "Ella tenía los votos y uno tiene que aprender que en una democracia el que aporta una mayor cantidad de votos es el que puede mantener la hegemonía política".
En el momento de comentar el reparto de poder que ocurre entre el Presidente y su vice, dijo que en este momento Cristina "lo quiere de socio" a Alberto y luego expresó: "Ahora la carga simbólica está muy fuertemente puesta en ella y la factura del día a día político está puesta en Alberto, pero con ministros que han sido puestos por ella y que le responden. Ese es el reparto que se da".
Finalmente, señaló lo que beneficia y lo que perjudica a la expresidenta en estos tiempos de crisis por la pandemia de coronavirus: "La favorece que ella tiene un juicio oral en marcha en el que se puede comprobar su corrupción y eso ha pasado a segundo plano, nadie se acuerda de eso. Y la perjudica el hecho de que la tensión que existe no le da la capacidad de maniobra que podría tener en condiciones económicas, sociales y políticas más tranquilas".