En el año 2018 el sector lácteo en Argentina representó la quinta Cadena Agroalimentaria (CAA) (dentro de un listado de las 31 cadenas que componen el sector agroalimentario argentino) en cuanto a aportes al Valor Agregado (VA), sólo por detrás de los aportes de las cadenas de la soja, la bovina, del maíz y del trigo. Este aporte representó aproximadamente el 1% del PBI en términos de Valor Agregado. Además, fue la tercera CAA si es que se toma el Valor Bruto de Producción (VBP), sólo superado por, nuevamente, el complejo de la soja y del sector bovino.
Con estos datos podría concluirse que el sector lácteo en Argentina mantiene
una gran importancia dentro de la estructura productiva nacional y que es
necesario su análisis histórico para reconocer el estado actual de esta cadena
agroalimentaria. Para ello, es esencial es estudio histórico de variables
determinantes del desempeño productivo del sector.
Producción
Al analizar la producción de leche se podría afirmar que la misma se ha mantenido constante. Principalmente porque a lo largo del período 2008-2019, aunque se hayan dado variaciones de producción, entre el inicio y el cierre del intervalo histórico analizado sólo se creció un 3,33%. En adición a lo anterior, en caso de extender el análisis a 1999 el efecto producido es idéntico. La producción total para dicho año fue de 10.329 millones de litros, y la producción para el año 2019 fue de 10.343 millones de litros. Con lo cual podría afirmarse que el crecimiento entre 1999 y 2019 es del 0,13%.
Es claro el estancamiento productivo cuando la producción total de leche en millones de litros es aproximadamente el mismo valor habiendo transcurrido 20 años entre un año y el otro. El panorama es más claro aún si se realiza una comparación con otros países. Según datos brindados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en el período 2000-2016, países limítrofes como lo son Uruguay, Brasil y Chile, crecieron todos más de un 40% en cantidad de litros, incluso Chile llegando a crecer más del 70%.
El sector lácteo nacional orienta aproximadamente el 80% de su producción al consumo interno y 20% a exportaciones. Por ello, el consumo doméstico (determinado en gran parte por el nivel de ingreso nacional) y la demanda externa son dos de los principales determinantes de la producción en el país, además del precio de los lácteos que determina la rentabilidad tambera. En este sentido, la cantidad de unidades productivas de leche en Argentina evidencia un retroceso entre el inicio y el final del período estudiado. En 2008, 11.542 establecimientos producían leche en Argentina para contabilizar en 2018 los 10.722 establecimientos. Pero dentro de este período existió una tendencia alcista a hasta el año 2012 donde se alcanzaron los 12.003 establecimientos. En dicho año se dio un quiebre en el sector lácteo nacional y desde entonces el número de unidades productivas no ha dejado de descender hasta el año 2018.
La producción de leche a nivel nacional, según datos del año 2017, está
distribuida geográficamente en 3 provincias principalmente, Córdoba (37%), Santa
Fe (32%) y Buenos Aires (25%). Su sumatoria da una participación del 94% del
total a nivel país. Por otro lado, de 11.326 tambos existentes en ese mismo año,
el 35,1% estaban ubicados en la provincia de Santa Fe, 30% en Córdoba, 22,1% en
Buenos Aires y 7,6% en Entre Ríos. Con estos datos podemos concluir que la
escala de producción en la provincia de Córdoba es la mayor a nivel nacional,
puesto que la relación entre su participación y el número de establecimientos
productivos es el mayor de todo el país.
Consumo interno
En cuanto al consumo interno, se estima que el promedio para todo el período (2008-2019) es equivalente a 200 litros de leche por año aproximadamente. En el año 2019 se registra una fuerte reducción en las cantidades consumidas por los habitantes del país (caída del 5.9% con respecto al año anterior y del 12.8% con respecto al año 2008).
Dentro de las estimaciones del consumo interno puede notarse un cierto
reflejo de lo ocurrido con el número de establecimientos productivos. A partir
de los 214 litros de leche per cápita por año del año 2012, el consumo cae por
debajo de los 200 litros y, con la excepción del 2015, los valores no logran
superar dicho registro.
Exportaciones e importaciones
En el caso del sector externo, las exportaciones han sufrido una reducción de aproximadamente el 20% en cantidades de toneladas y de un 32% en cantidades de dólares ingresados al país. Por el lado de las importaciones, el volumen ha variado mucho de año a año, pero podríamos afirmar que comenzó y cerró el período analizado (2008-2017) con sólo un 3,2% de aumento. Pero las importaciones finales serían mayores en un 9,95% al volumen promedio importado en estos diez años (13.992 toneladas). Además de ello, importar 15.384 toneladas en el año 2017 significó un desembolso 25% mayor que lo gastado en 2008 para importar 14.901 toneladas de productos lácteos.
Por último, cabe destacar que esta cadena agroalimentaria es estructuralmente superavitaria en cuanto a su balanza comercial. Las importaciones representan menos del 10% de las toneladas exportadas. El mismo resultado puede apreciarse en cuanto a los ingresos/egresos de dólares por transacciones con el exterior. Por tales razones, podemos afirmar que el sector es un generador neto de divisas para el país.