• La dinámica de los precios internacionales de las distintas commodities es un indicador revelador del avance de la crisis económica y de los efectos que ésta va generando en los ingresos globales y en el nivel de actividad de los distintos sectores de la actividad productiva
• Aquellas commodities que tienen como destino final la alimentación están surfeando mejor la crisis; en el primer cuatrimestre del año se observa un aumento del 3% en el valor de la canasta que monitorea el Banco Mundial (15 productos), aunque en abril la canasta quedó en el mismo nivel de precios que el año pasado
• Por su parte, los minerales y los metales, insumos en la elaboración de bienes industriales (autos, maquinarias, celulares, etc.), muestran precios en franco retroceso, un 11% promedio en el primer cuatrimestre, pero un 20% cuando se compara el último mes disponible, abril de este año. Los productos energéticos (carbón, gas natural y petróleo) caen 33% interanual en el primer cuatrimestre, pero 65% en abril
• Según una encuesta de la UIA, sólo el 9 % de las firmas manufactureras del país logran mantener sin mayores cambios su ritmo de actividad. Esto obedece tanto a las dificultades para producir como a la merma en la demanda local e internacional. En una fase de la crisis en la que comienzan a buscarse opciones para normalizar la producción, vale la pena tomar como referencia la forma en que se ha reorganizado la industria frigorífica, que en abril logró un incremento de faena de 8,7 % interanual, con plantas distribuidas a lo largo y a lo ancho del país Doble mensaje preocupante de la recaudación tributaria de abril, por el nivel de actividad y por el rojo de las cuentas fiscales
• Con una economía en situación de aislamiento por el coronavirus, la recaudación impositiva asociada al mercado interno registró en abril una merma de 24,1% en términos reales con respecto a igual mes del año anterior, profundizando la caída de 11,8% anotada en marzo. Abril refleja impuestos en su mayor parte devengados en marzo, por lo que cabe esperar un deterioro mayor en los próximos datos • En abril, los ingresos nacionales destinados al consolidado de la Administración Nacional y al Sistema de Seguridad Social, registraron un aumento interanual en términos nominales de 10% y para el caso de las provincias, este guarismo fue de 9%. El ritmo al que evolucionan los ingresos fiscales se distancia cada vez más de la trayectoria de los gastos • El porcentaje de participación de los derechos de exportación en el consolidado de los recursos destinados a la Administración Nacional y el Sistema de Seguridad Social fue del 11,1% en abril, en línea con el segundo trimestre de 2019, pese a que ha subido la alícuota promedio de este tributo El dato regional de la semana: Coronavirus, caída de actividad y nuevos desocupados en un frágil mercado laboral
• Los indicadores de desempleo y actividad (8,7% y 47,2% respectivamente) de fin de 2019 dan cuenta de la fragilidad con la que mercado laboral argentino llegó al momento en que se desató la pandemia. La situación preexistente no es, de todos modos, homogénea entre provincias • El incremento del desempleo en distintas partes del mundo es un anticipo de los riesgos a los que se enfrenta la Argentina. Esto en un contexto en el que ya se contabilizaban casi 2 millones de personas en situación de desempleo, en la fase previa a la crisis
• Provincias como Buenos Aires, Salta, Tucumán, Tierra del Fuego y Córdoba son las que enfrentan mayores amenazas de suba de la tasa de desempleo por los efectos del COVID-19 Los precios de las commodities reflejan la crisis global, pero los alimentos la soportan mejor
• La dinámica de los precios internacionales de las distintas commodities es un indicador revelador del avance de la crisis económica y de los efectos que ésta va generando en los ingresos globales y en el nivel de actividad de los distintos sectores de la actividad productiva
• Aquellas commodities que tienen como destino final la alimentación están surfeando mejor la crisis; en el primer cuatrimestre del año se observa un aumento del 3% en el valor de la canasta que monitorea el Banco Mundial (15 productos), aunque en abril la canasta quedó en el mismo nivel de precios que el año pasado
• Por su parte, los minerales y los metales, insumos en la elaboración de bienes industriales (autos, maquinarias, celulares, etc.), muestran precios en franco retroceso, un 11% promedio en el primer cuatrimestre, pero un 20% cuando se compara el último mes disponible, abril de este año. Los productos energéticos (carbón, gas natural y petróleo) caen 33% interanual en el primer cuatrimestre, pero 65% en abril
• Según una encuesta de la UIA, sólo el 9 % de las firmas manufactureras del país logran mantener sin mayores cambios su ritmo de actividad. Esto obedece tanto a las dificultades para producir como a la merma en la demanda local e internacional. En una fase de la crisis en la que comienzan a buscarse opciones para normalizar la producción, vale la pena tomar como referencia la forma en que se ha reorganizado la industria frigorífica, que en abril logró un incremento de faena de 8,7 % interanual, con plantas distribuidas a lo largo y a lo ancho del país
El COVID-19 sigue su curso a nivel global, con algunas buenas noticias en países que estaban muy comprometidos, particularmente de Europa, los casos de Italia o España, que se encuentran ya recorriendo la curva descendente en materia de contagios, pero la información no es tan alentadora en otras jurisdicciones, los casos de Brasil, Rusia o México, por citar países grandes y de relevancia a nivel global, con contagios diarios y fallecimientos en fase clara de crecimiento.
A nivel económico la pérdida de ingresos es generalizada y cada país está acudiendo a ahorros propios y/o de terceros (deuda) para contener los efectos sobre los consumos básicos y los sectores más vulnerables y/o más afectados directamente por la Pandemia.
Un indicador muy revelador de la crisis económica y de los efectos que ésta genera sobre los distintos sectores de la actividad productiva son los precios internacionales de las distintas commodities.
Aquellas commodities que tienen como destino final la alimentación (granos, aceites, harinas, carnes, etc.), productos que responden a las necesidades humanas más básicas, están surfeando mejor la crisis, sus precios se mantienen (en promedio) en niveles similares a los del 2019, de hecho, en el primer cuatrimestre se observa un aumento del 3% en la canasta que monitorea el Banco Mundial (15 productos); pero el dato aquí quizás más relevante es que en abril la canasta está ya en un nivel de precios similar al del año pasado, reflejando que la crisis avanza y que va llegando a los distintos mercados de materias primas agrícolas y de alimentos.
Por su parte, los minerales y los metales, que se utilizan como insumos en la elaboración de bienes industriales (autos, maquinarias, celulares, etc.), muestran precios en retroceso, un 11% promedio en el primer cuatrimestre, lo más preocupante es que el ajuste llega al 20% cuando se compara el último mes disponible, abril de este año contra el del año pasado.
Finalmente, en los dos extremos se encuentran los metales preciosos y las commodities energéticas. Por un lado, los metales preciosos se han valorizado mucho en la crisis económica, con precios que han subido más de un 20% a nivel de la canasta, con matices en su interior, con el oro liderando claramente la suba (+24%) y más rezagados la plata y el platino. En un contexto de alta incertidumbre, el capital se resguarda en los activos más básicos y tangibles, como puede ser el oro, o se mantiene líquido en monedas de algunos países fuertes (dólar). Por el otro lado, los productos energéticos, el carbón, el gas natural y el petróleo, con un ajuste promedio del 33% en el cuatrimestre (interanual) y del 65% en el mes de abril; en este caso, se estarían combinando una caída importante de la demanda con una oferta que no puede ser controlada, por cuestiones tecnológicas y también por diferencias al interior de la Organización que nuclea a los países petroleros (OPEP).
La última caída de actividad económica a nivel global, con muchos países en problemas, fue generada por la crisis financiera 2008/2009. A mediados del 2008 había varias señales de los problemas que tenía el sistema financiero de Estados Unidos, pero fue la caída de la compañía de servicios financieros Lehman Brothers, empresa de más de 100 años de antigüedad, la que en setiembre de ese año aceleró el proceso y por lo tanto puede considerarse como la fecha de inicio formal de esa crisis. En el caso de la actual crisis económica, puede tomarse como punto de partida el mes de enero de este año, cuando en la ciudad china de Wuhan se declara la cuarentena a los efectos de contener un virus hasta ese momento desconocido y altamente contagioso.
A partir de estas dos fechas antes mencionadas, setiembre 2008 y enero 2020, se analiza la trayectoria de los precios de las commodities, a los efectos de una comparación de la respuesta de los mercados en estas dos crisis, con la salvedad obvia que la actual está transcurriendo todavía.
Lo que se observa es que, en los cuatro primeros meses desde el arranque del problema, los precios de las commodities reaccionaron con bajas mucho más pronunciadas en la crisis financiera que en la actual, con excepción de los productos energéticos, que están mostrando un recorrido muy similar en uno y otro caso.
Se trata de un dato llamativo, dado que la caída de actividad económica que generó en su momento la crisis financiera sería bastante inferior a la que produciría el COVID-19 de acuerdo a todos los organismos internacionales que están proyectando el futuro de los próximos meses. Para tener orden de magnitud, el PIB per capital global bajó un 1,6% en 2009, mientras que las proyecciones de este año son de un ajuste del 4,2%.
Algo que se advierte y quizás pueda ayudar a entender lo anterior, es que en los meses previos a la crisis financiera 2008/2009, es decir desde mediados de 2007 y buena parte del 2008, los precios de todas las commodities, aunque particularmente de los alimentos y la energía habían mostrado un recorrido muy alcista (¿burbuja?) y quizás por eso luego se observaría una corrección tan fuerte en los precios. Nótese que, en el caso de los minerales y los metales, entre setiembre 2008 y febrero 2009, es decir en un período de tan sólo 5 meses, los precios cayeron en promedio casi un 50%. Si no fuese también por estas particulares “condiciones iniciales” de la crisis financiera, el hecho que la crisis COVID-19 inicie en China, principal dinamizador del mercado mundial de materias primas en los últimos años, debería haberse sentido en los precios de estos productos, con una intensidad no muy diferente a la que mostrara la crisis financiera.
Nivel de actividad industrial
De acuerdo al índice de producción industrial de FIEL, la industria se contrajo un 1,7% interanual (índice desestacionalizado) en el primer trimestre del año. El arranque de la Pandemia COVID-19 y de las políticas de aislamiento obligatorio en el mes de marzo profundizan la caída de actividad del primer bimestre (-1,3%) y echan por tierra cualquier expectativa de recuperación de la actividad industrial a corto plazo. Sólo tres ramas industriales logran tener en marzo un mayor nivel de actividad que en el mismo mes del año previo, los casos de alimentos y bebidas, químicos y plásticos e insumos textiles. En otras ramas industriales el ajuste de marzo es muy fuerte, destacándose automóviles y minerales no metálicos (muy asociada a lo que sucede en la actividad de la construcción).
A consecuencia de la cuarentena obligatoria, es de esperar que el desempeño de todas las ramas industriales, con excepción quizás de las vinculadas a productos esenciales (alimentos, insumos salud), se haya deteriorado en abril, con una intensidad seguramente pocas veces vista en la historia económica del país.
Recientemente la Unión Industrial Argentina presentó los resultados de un relevamiento realizado a nivel nacional hacia fines de abril (entre los días 24 y 28); en esta encuesta surge que, desde el aislamiento, el 56% de las empresas industriales relevadas no pudieron producir, el 24% produjo pero con una caída superior al 50%, el 11% produjo pero con una caída de entre 25% y 50%, mientras que el 9% restante logró mantener su nivel de producción.
Buenas noticias desde la industria frigorífica
En el mes de abril la industria frigorífica bovina faenó 1,18 millones de cabezas de acuerdo al relevamiento de la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario. Este nivel compara contra 1,09 millones de cabezas del mismo mes del año anterior; se trata de un aumento de actividad del 8,7% y una buena noticia en un contexto donde pocas ramas industriales podrán sostener su nivel de actividad en abril y menos aún incrementarlo.
La faena se realizó en 366 frigoríficos distribuidos a lo largo y ancho del país, donde en la mayoría de ellos se cuenta con planteles que exceden las 100 personas. La industria aplicó un conjunto de protocolos sanitarios, que incluyen control de temperatura al ingreso de las plantas, uso de barbijos y distanciamiento entre operarios en todos los ámbitos (comedores, vestuarios, zonas de operación). La actividad funcionó sin casos de COVID-19, salvo en un par de situaciones puntuales que fueron rápidamente solucionadas, aunque debe reconocerse que convivió con medidas de aislamiento generalizadas en toda la economía y con un período de baja circulación comunitaria del virus. También influye seguramente que una buena parte de la industria se localiza en centros urbanos pequeños y/o medianos (la excepción son las plantas que se encuentran en el GBA, el Gran Rosario y el Gran Córdoba), donde el COVID-19 ha tenido poca presencia y los riesgos de contagio son por ende relativamente menores, lo que puede representar una ventaja respecto a industrias muy afianzadas en los centros poblacionales grandes.
Pero el desempeño de esta industria es sin dudas una muy buena noticia, y puede servir de ejemplo para muchas otras, con alta densidad y distribución en el interior del país y que deben entrar en funcionamiento en las próximas semanas. Si bien el veredicto final en cada rama industrial lo tendrá la demanda (el cuánto se podrá vender y en ese aspecto todo el rubro de alimentación corre con ventajas en el actual contexto), es importante mostrar que, con protocolos sanitarios bastante estrictos (y seguramente mayores costos), se puede sacar adelante la producción en tiempos de COVID-19, incluso en establecimientos que utilizan tecnologías de producción y/o procesos que son intensivas en mano de obra.
Fuente: IERAL