Así comienza la carta que enviaron Jorge di Fiori y Mario Grinman, presidente
y secretario de la Cámara de Comercio y Servicios (CAC), a Alberto Fernández.
“La CAC representa a un sector que genera el 65% del valor agregado y del empleo
privado registrado de nuestro país”, agregaban.
Más allá de apoyar las medidas de prevención epidemiológica y contención económica, la misiva dice: “La CAC considera que mientras la cuarentena se deba prolongar, las actividades consideradas esenciales se tendrán que ampliar, a fin de satisfacer a las necesidades elementales de la población. Sin menoscabo alguno de la cuestión sanitaria, debe advertirse que la obtención de ingresos que permitan su manutención es hoy en día una preocupación de primer orden para la ciudadanía toda y muy especialmente de los empleadores y los empleados. Los salarios que perciben los trabajadores surgen de las empresas en las que se desempeñan, y la facturación de éstas se deriva, a su vez, de los ingresos que reciben aquellos, en una rueda virtuosa de producción y consumo (…) Se torna impostergable su reactivación paulatina. Caso contrario, muy probablemente se produzca el cierre definitivo de múltiples establecimientos y la desocupación se tornaría masiva, con el desborde social y el descontrol público que ello implicaría”.
Di Fiori y Grinamn proponen establecer protocolos estrictos para evitar que su propuesta tenga riesgos. “Esto permitiría, de forma paulatina y administrada, ir poniendo en marcha la actividad comercial y, por su intermedio, la economía en general, privilegiando en todos los casos la salud de los trabajadores, empleadores y clientes, y, de esta manera, la de la totalidad de la población”, agregan. En los próximos días tendrán una respuesta.
Fuente: El Economista