LactoCuyo es un tambo sanjuanino que logró posicionarse entre las preferencias de los sanjuaninos por la calidad de sus yogures, quesos cremoso y barra, dulce de leche y manteca, según publicó Diario La Provincia SJ.
En ese orden, los demandan por estos días los compradores que se han organizado para llegar hasta sus instalaciones en el departamento San Martín (Laprida S/Nº), respetando el nuevo horario de corrido (lunes a sábado de 9 a 15 hs.) y todas las normas de precaución que, hoy por hoy, marca la cuarentena por coronavirus.
«Afortunadamente nuestras ventas no han bajado. Es un fenómeno que nos sigue sorprendiendo y recibimos clientes del Gran San Juan, Angaco, Albardón y hasta Valle Fértil y Jáchal. Somos fieles creyentes que podremos superar esta situación todos juntos y controlar el avance del coronavirus», cuenta desde la empresa a Diario La Provincia SJ, Franco Miguel Sánchez. Este panorama optimista se replica al hablar de la nueva estrella del tambo: la bolsa biodigestora.
Se trata de un sistema aplicado por la empresa Econer que consiste en convertir las aguas residuales (mezcla de agua con estiércol de vaca) en biofertilizante y biogas metano. El primer producto va a mejorar el suelo en el que cultivan forrajes para alimentar a sus animales y el segundo es capaz de alimentar las calderas de su planta elaboradora.
«Conocimos el sistema de la bolsa cuando participamos de ferias y de tour lechero. Un tambo de Córdoba ya lo aplicaba y el gas que producía llegaba a las casas de un encargado y de operarios. Nos pareció fantástico y nos dijimos: hay que llevarla a San Juan», destacó Franco. La bolsa está semienterrada, es decir no cubierta en su parte superior, y fue instalada por los especialistas de la empresa que además, dieron una charla de capacitación en San Martín. «Nos interesó que otros productores la conozcan porque no sólo es para desechos como los que se generan en el tambo sino que puede servirle a los productores que crían porcinos o a los que plantan tomate. Es una bolsa muy resistente, por ejemplo, a las variaciones de temperatura que tenemos en San Juan y dura muchos años. Es una óptima inversión», puntualizó.
La bolsa tiene dos bocas: una por la que ingresa el residuo que es almacenado
en una cámara receptora que fue construida en las inmediaciones y otra por la
que se canalizan sus productos que son oro para los trabajadores del tambo y del
agro. Bacterias se encargan de «fabricar» el biofertilizante que implica un gran
ahorro económico. «Se estima que la inversión en fertilizar por hectárea es de
$20.000 al año. Es un insumo cuyo valor es muy fluctuante. Ahora tenemos el que
necesitamos y más. Esta bolsa produce para dos campos que totalizan 110
hectáreas. La producción estimada es de 600 litros diarios», contó.
Por el lado de la generación de biogas, que sale por una válvula especial, se
obtiene el equivalente a dos garrafas de 45 kgs. «Es increíble que con lo que
sale de allí podamos prender la hornalla de una cocina, por ejemplo. La
producción está destinada a alimentar una caldera de nuestra planta y estamos
muy contentos con ello. Logramos dos agregados valiosos para nuestro trabajo, de
manera sustentable y con un impacto ambiental favorable», expresó Franco.
La bolsa recibe residuos sólidos y líquidos y para mantenerla se remueve dos
o tres veces al día para ayudarla a oxigenar el contenido. Es de fácil
mantenimiento para los operarios y si quisiera ubicarse en otro lugar, se puede
desagotar y trasladar, lo que la hace muy práctica.
«Nuestra idea es, en el futuro, instalar 3 o 4 más de similar tamaño. Es una inversión próxima. Además, estamos felices de la enorme y positiva repercusión que tuvo para la empresa que las instala ya que, después de difundir nuestra experiencia, nos contaron que les han pedido presupuestos desde México y Uruguay. Entre todos, nos damos una mano», sentenció el productor.
Fuente: Infortambo