“No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro”, le dijo el zorro al Principito en el célebre libro de Antoine de Saint-Exupéry.
Domesticar es crear lazos y en esta línea trabajan los técnicos del INTA Bariloche, Río Negro, y Equel, Chubut, para estudiar el coirón blanco, una forrajera nativa de la Patagonia amenazada por la alta degradación de los pastizales en esta región.
“Estudiamos la diversidad genética de la especie, su tolerancia a distintos grados de estrés hídrico y térmico promovidos por el cambio climático, así como también ensayos de estudios de germinación a distintas condiciones de temperatura y humedad, grados de salinidad, entre otros condicionantes que puede tolerar la especie a campo”, especificó Paula Marchelli –investigadora del INTA Bariloche, Río Negro–.
Conocida como coirón blanco o dulce, la festuca pallescens es una forrajera nativa que se distribuye desde el sur de Mendoza hasta el sur de Santa Cruz.
De acuerdo con la especialista, “la especie está retrocediendo, lo que representa una amenaza para la especie y esto se debe a la alta degradación de los pastizales por efecto del sobrepastoreo, del cambio climático y de la desertificación que va en aumento”.
En esta línea, Aldana Lopez –investigadora INTA Conicet– explicó que “se estudian las diversas procedencias de la especie, como así también sus características morfológicas y fenológicas”. Y aseguró que “la festuca es una planta palatable que resiste bastante el pastoreo”.
Por su parte, María Marta Azpilicueta –investigadora del INTA Bariloche– se refirió al trabajo articulado con la Universidad del Comahue en la ciudad rionegrina de Cinco Saltos a fin de instalar una parcela demostrativa para evaluar la productividad de esta forrajera y su producción de semillas.