Aunque la falta de humedad y el nivel de frío vienen retrasando la aparición de enfermedades en los cultivos de trigo, lo cierto es que en pocos días se producirá el momento pico para el control sanitario. Según el relevamiento realizado por la Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica (RAVIT) sobre 1,12 millones de hectáreas del sudeste bonaerense –donde se estima se cultivan unas 150.000 hectáreas de trigo -, las últimas dos semanas del mes de octubre serán claves para la aplicación o no de fungicidas.
Uno de los objetivos del programa de relevamiento realizado por RAVIT es entender las decisiones de manejo que toman los productores y acompañarlos con el aporte de información para incrementar su eficiencia. La iniciativa cuenta con el apoyo de UPL y se realiza bajo el paraguas de su propósito OpenAg, un concepto que significa agricultura abierta y busca construir redes que impulsen el crecimiento productivo en forma sostenible.
En el sudeste bonaerense, el trabajo comenzó esta campaña junto a 28 productores que aportaron información a partir de entrevistas y protocolos de determinación a campo de Incidencia y Severidad de Enfermedades en Trigo. Así se supo que un 18% del área eligió para la siembra variedades de ciclo largo, con una expectativa de rinde de 59 quintales por hectárea; un 52% de ciclo intermedio, esperando unos 54 qq/ha; y el 30% restante optó por las de ciclo corto, con vistas a lograr 51 qq/ha. El rendimiento esperado al momento de la siembra en esta superficie fue de 54 qq/ha promedio.
Según la percepción de los productores, entre las enfermedades foliares que más afectan al trigo hay dos que se destacan por aparecer en la mayor cantidad de campañas y tener mayor impacto en los lotes: Roya anaranjada, que se percibe el 90% de los años y afecta al 90% de los lotes, y Mancha amarilla, que aparece entre el 85% y 90% de las campañas y afecta a más del 85% de los lotes. Bastante más lejos está la Roya amarilla, que aparece un poco menos del 50% de los años pero impacta en casi el 75% de los lotes.
Sin embargo, a partir de las entrevistas realizadas a los productores surge que entre las preocupaciones de nivel "muy alto" se destacan Roya amarilla y Roya anaranjada, mientras que Mancha amarilla aparece en tercer lugar. Le siguen luego la Roya negra generando un nivel medio de preocupación y la Bacteriosis y Septoriosis, con niveles bajos.
Pero la curiosidad surge cuando se analizan las soluciones tenidas en cuenta por los productores para atender el complejo de enfermedades de hoja. Un 27% de los entrevistados considera que la genética es la herramienta para atender especialmente Bacteriosis (en un 96%) y Roya negra (en un 65%). Luego, el 25% sostiene que triazol + estrobirulina son las soluciones químicas para controlar Roya amarilla (en un 56%), Roya anaranjada (en un 50%) y Septoriosis (en un 52%). El 16% considera azoxystrobina para el control (entre un 20% y un 31%) de todas las Royas y (en un 30%) de Septoriosis. Le siguen triazoles y carboxamida + triazol + estrobirulina para Mancha amarilla.
Excepto para Mancha amarilla (para la que el 75% de los productores mencionan el uso de Carboxamida), los productores consideran que para el resto de las enfermedades la mejor solución fungicida es el uso de triazol y estrobirulina.
Frente a este dato vale la pena recordar que fue confirmada la resistencia de la Mancha amarilla a todas las estrobirulinas y algunos triazoles. El estudio, liderado por el fitopatólogo Marcelo Carmona de la FAUBA, pone el foco en la necesidad de rotar fungicidas o sitios de acción para poder llevar adelante un control efectivo de las enfermedades foliares. En este contexto, UPL presentó para esta campaña el fungicida Tridium, el primer y único fungicida triple mezcla, multisitio y sistémico para trigo y, próximamente, cebada. El nuevo producto contiene Mancozeb, Azoxistrobina y Tebuconazole. Está formulado en granos dispersables (WG) y previene la generación de resistencias por la acción multisitio de Mancozeb (del grupo de los Ditiocarbamatos) que aporta seis puntos de control al mismo tiempo.