La Agtech argentina S4, desarrolladora de tecnología para disminuir el riesgo climático en el agro, presentó su Informe Climático del mes de octubre, realizado por Carlos di Bella, responsable de I&D en S4.
Dijo di Bella: “Cuando analizamos el clima, vemos que los promedios son muy útiles en muchísimas situaciones productivas. Pero en el caso de las lluvias, hay que tomarlos con cuidado y sobretodo como dato orientativo. Deberíamos ser más proactivos al uso y análisis de la información disponible en términos de probabilidades, consultar mayor cantidad de fuentes de información, estimar el agua disponible en el suelo; o medir la profundidad de las napas en aquellos casos que corresponda. Todas estas deberían ser herramientas que ayudarán a una situación de cambio en el clima, que es HOY, y que requiere de medidas de adaptación URGENTES.
“El clima no es color promedio”
Cuánto nos hemos acostumbrado a trabajar con promedios! El rendimiento “promedio” de un genotipo “promedio” en una región “promedio” para un ambiente “promedio” de un lote “promedio” es de 30 quintales por hectárea. Conectamos y asociamos automáticamente ese número con una situación “típica o normal” y a partir de allí comenzamos a analizar situaciones, gestionar recursos e inclusive tomar decisiones productivas.
Cuando hablamos de las previsiones asociadas al clima, la situación es idéntica a la anterior: “Se espera mayor chance de lluvias superiores a las “normales” sobre la región del Litoral y sur de Patagonia. “Normal” o superior a la “normal” sobre el norte y centro-este del país, y oeste de Patagonia. Precipitaciones dentro del rango “normal” se prevén con mayor chance sobre el NOA, Córdoba y centro-noreste de Patagonia. Mayor probabilidad de precipitaciones “normales” o inferiores a las “normales” sobre La Pampa y oeste de Buenos Aires. Inferiores a las “normales” sobre Cuyo” (SMN, septiembre 2019).
Al trabajar con los promedios, y más en aspectos asociados al tiempo y al clima, se trata de hacer una predicción sobre una variable incierta, “ignorándose el impacto inevitable de las variaciones” (Leullen 2018). “Si hay algo constante en el clima es su variabilidad”, dice algún refrán por ahí. Con el cambio climático, asociado principalmente a un aumento en los valores “promedio” de temperatura, muchas regiones de nuestro planeta experimentan un aumento significativo en la variabilidad interanual de las lluvias. Fenómeno que conocemos “normalmente” como variabilidad climática asociada a las lluvias anuales.
La estación meteorológica de Pergamino, por ejemplo, ha registrado un valor “promedio” de lluvias de 1014 mm/año en los últimos 50 años y, sin embargo, año tras año se suceden valores cada vez más extremos que no copian un valor típico o bien representado por las estadísticas. Inclusive, y los productores lo perciben más frecuentemente, muchos de estos valores extremos están acompañados por episodios de lluvias de alta intensidad: en unas pocas horas o en un par de días llueve el equivalente a varios meses.