El último reporte trimestral de stocks de granos del USDA, publicado hace una semana, debería haber traído fuertes mejoras en los precios. Es que las nuevas estimaciones de stocks de soja y maíz para el 1 de septiembre en EE.UU., mostraron niveles inferiores a los estimados por los privados.
Efectivamente, los precios respondieron en suba a las nuevas estimaciones. Pero… no lo hicieron en la proporción correspondiente.
Respecto a la soja, la estimación de stocks para ese país quedó en 24,80 millones de toneladas. Vale remarcar que se aguardaba un volumen próximo a 27 millones de toneladas. Claramente, es menor a lo esperado.
¿Por qué no subieron los precios en esa proporción? Pues, porque, si bien el nivel fue más bajo de lo aguardado, la realidad es que tal stock sigue siendo muy elevado. Los enormes stocks continúan, pese a las bajas estimadas, elevados.
Respecto al maíz, la sorpresa fue mayúscula. El nivel de stock que se aguardaba quedó muy por debajo de lo estimado por el USDA.
Este organismo estimó un volumen de 53,70 millones de toneladas, en tanto que los privados pensaban en cerca de 62 millones.
Como el nivel estimado es similar al de un año atrás, el reporte pasó a ser alcista.
Al día siguiente de la publicación del informe del USDA, los precios mostraron alzas en Chicago.
No solo las menores estimaciones se afirman como soportes en los precios.
A ellas, se unen los problemas de excesivas lluvias en EE.UU. que demoran las tareas no sólo para el maíz sino para la soja.
Se estima que, a la fecha, sólo el 10% de la superficie de soja en EE.UU. ha sido cosechada. Recordemos que, para la misma fecha, el año pasado se había trillado algo menos del 25%. Este hecho es un buen soporte en los valores.
En cuanto al panorama sudamericano, las siembras de maíz están preocupantemente demoradas.
La falta de lluvias afecta la mayor parte de la zona agrícola del subcontinente.
Brasil es un grave exponente.
El atraso en las siembras de soja y maíz se grave.
La situación resulta especialmente aguda para el caso de la soja. La lentitud en el avance de siembra remarca la diferencia con el año pasado, cuando las labores caminaban sobre ruedas.
Nuestro país no es la excepción.
La necesidad de precipitaciones es perentoria a gran escala y con un volumen de visible magnitud.
Sin embargo, el panorama para estos días es desalentador. Los pronósticos no son optimistas. Algunos hablan de lluvias para este fin de semana. Veremos cómo sigue esto…
En nuestro país, los precios, día que pasa, están más condicionados por la premura que muestran los productores en vender soja. Se estima que, a la fecha, quedan cerca de 20 millones de toneladas.
Seguramente, no sólo por las necesidades financieras y económicas de la producción en la cadena de valor, sino también por el temor al incremento de las retenciones (derechos de exportación), los tenedores de soja acelerarán el ritmo de ventas.
Para el caso local, este punto es un depresor en los precios.
Sea lo que fuere, el panorama internacional debería generar cierto (y moderado) optimismo para los valores.