El Gobierno no necesita presionar a los exportadores para que liquiden más divisas. La actual situación económica y financiera del país impulsó a los productores a vender un inusitado volumen de soja durante septiembre. La falta de financiamiento y el elevado nivel de las tasas de interés actuaron como impulsores de esa mayor oferta en el mercado disponible de la oleaginosa.
Desde fines de agosto a la semana pasada los productores vendieron un total de 4 millones de toneladas, equivalente a 1400 millones de dólares. Durante septiembre, los exportadores liquidaron US$2094 millones, por quinto mes consecutivo la liquidación de divisas superó los US$2000 millones.
La mayor oferta de soja disponible por parte de los productores se produjo en
un ambiente de mercado cambiario estable y sin sobresaltos, lo que se tradujo en
un precio para la oleaginosa que osciló de 235 a 240 dólares por tonelada. Si
bien sigue habiendo resistencia a vender soja, en la práctica se da la lógica
usual según la cual el productor vende cuando necesita hacerse de dinero, al
precio que oferte el mercado en ese momento. Las ventas de soja por 4 millones
de toneladas en un mes fueron negocios por necesidad, no por especulación.
El dato a tener en cuenta es que las ventas totales acumuladas (exportación e industria) suman 30 millones de toneladas. Considerando un volumen de producción de 55 millones, aún quedan sin vender 20 millones de toneladas, descontando el uso como semilla y la existencia final.
Esos 20 millones de toneladas de soja equivalen a US$7000 millones, en función de un precio FOB de US$350, una suma muy superior a los US$5400 millones que el FMI tiene pendiente enviar a la Argentina.
Es muy difícil proyectar cómo será el ritmo de ventas de los productores de
aquí a los próximos meses, considerando que en algunas semanas tenemos el primer
mojón en las elecciones presidenciales. No hay dudas que el resultado de la
elección podrá tener influencia directa en la actitud de venta por parte de los
productores. Habrá que considerar también otras variables del mercado, como el
tipo de cambio, la evolución de las tasas de interés, el avance de la cosecha de
soja estadounidense y su impacto sobre Chicago, y también habrá que analizar muy
bien la evolución del clima en nuestro país.
Sin embargo, no debemos permitir que el árbol nos impida ver el bosque. Los 20 millones de toneladas de soja sin vender en los pocos meses que quedan de aquí y hasta la asunción presidencial el 10 de diciembre aparecen como el principal factor bajista para el mercado de soja disponible.
El otro dato a considerar, de producirse una fuerte caída en el precio de la soja disponible, es su impacto negativo sobre el valor de la oleaginosa de la nueva cosecha. Hoy no hay diferencia entre el precio de la soja disponible, de US$240 al cierre del miércoles pasado, y el nivel de la soja nueva, que también se negocia a US$240 por tonelada. Un mercado sin pase entre posiciones de cosecha vieja y cosecha nueva, faltando todavía más de 6 meses para el empalme, es un mercado que nos puede deparar muchas sorpresas, tanto alcistas como bajistas.
Para aquellos productores que no están necesitados de vender soja y que pueden llevarla hasta el año próximo, una buena estrategia de cobertura sería la venta de soja futura posición enero, hoy en niveles de 248 dólares por tonelada.