El método proporciona una descripción más profunda y precisa de si el producto es realmente orgánico, según los científicos.
"Aunque todavía no se ha producido un gran escándalo de etiquetado ecológico en Dinamarca, a menudo olvidamos que nuestra dieta proviene de todo el mundo y que nuestros alimentos a menudo se importan de países donde se han documentado problemas", señaló Kristian Holst Laursen, profesor asistente de la Universidad de Copenhague que ha estado desarrollando métodos de detección de fraude alimentario durante la última década.
"Nuestro método se puede utilizar para distinguir las verduras orgánicas de los productos de cultivo convencional al observar cómo se han fertilizado las plantas".
Método de detección de fraude mejorado
El nuevo método se centra en la firma del isótopo en la planta al aislar sulfato, un compuesto químico que puede revelar cómo se cultivó una planta en particular. Los humanos, los animales y las plantas tienen firmas de isótopos que proporcionan información sobre el medio ambiente en el que vivimos y cómo vivimos.
El medio actual para descubrir si un artículo es orgánico o no se enfoca en identificar residuos de pesticidas.
Según Laursen, este método está lejos de ser seguro. Por ejemplo, los pesticidas en un campo vecino o las trazas de la producción convencional anterior pueden contaminar los cultivos.
Además, el análisis de residuos de pesticidas no puede revelar si se han seguido todas las regulaciones, como la ausencia de fertilizantes inorgánicos.
"Nuestro método no revela si se han utilizado pesticidas, sino si las plantas orgánicas se han fertilizado correctamente. Como tal, el método complementa los controles analíticos existentes y, en general, proporciona una imagen mucho más detallada de la historia de crecimiento", explicó Kristian Holst Laursen.
La escala del fraude orgánico en los sistemas alimentarios no está clara. Pero hace poco hubo una serie de casos de alto perfil en mercados desarrollados como el de EE.UU. Esto llevó a que la Asociación de Comercio Orgánico formara un grupo de trabajo antifraude en 2017.
"Nadie sabe realmente el alcance de este tipo de fraude", indicó Laursen. "Pero hemos visto malos ejemplos en el extranjero que se extienden mucho más allá de los productos orgánicos. Arroz hecho de plástico, vino con toxinas, miel artificial, etc.
"Está claro que cuando pagas un precio más alto, esperas el producto que estás pagando. Y, por supuesto, los productores honestos deben estar protegidos".
El grupo de investigación de Laursen está trabajando actualmente con la Administración Danesa de Veterinaria y Alimentos. El método está listo para más pruebas, aprobación y uso por parte de agencias públicas e intereses comerciales.