En primer lugar, contaría con enormes recursos institucionales porque estarán
alineados con el Gobierno Nacional, como mínimo, veinte gobiernos provinciales.
Además, el Frente de Todos junto a sus aliados, tendría quórum propio en ambas
cámaras el Congreso. A esto se le sumaría la recuperación del gobierno en
algunas capitales provinciales y de varias intendencias en la provincia de
Buenos Aires, incluyendo cinco o seis en el conurbano.
Pero más allá de esa situación ventajosa, Fernández deberá arbitrar entre con los distintos sectores de la coalición que lo llevaría al gobierno. Por un lado, estará el kirchnerismo puro que tendrá una presencia predominante en el Congreso, en particular en el Senado, y en la provincia de Buenos Aires.
En el nuevo esquema de poder serán fundamentales los gobernadores peronistas, muchos de los cuales hasta no hace mucho estaban distanciados de Cristina y exploraban la conformación de una tercera alternativa competitiva.
Un tercer sector estará compuesto por figuras del peronismo no K, o que incluso vienen de otros espacios, como Sergio Massa y Felipe Solá, con inserción en la provincia de Buenos Aires y que tendrán predicamento en la Cámara de Diputados. En cuanto a la conformación de su gabinete, Fernández anticipó que recurrirá a personas con experiencia en el sector público. Un forma de diferenciarse de la actual gestión en la cual muchos funcionarios provenían del ámbito pero que también anticipa un gobierno sin muchas sorpresas e integrado por figuras conocidas.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, un eventual gobierno de Axel Kicillof también deberá hacer equilibrios internos. Tendrá el firme apoyo de Cristina y de La Cámpora aunque no integra formalmente esa organización. Pero por otro lado, estarán los intendentes del conurbano que aceptaron la decisión de Cristina de ungirlo candidato, pero provienen de una cultura política que tiene poco que ver con la de Kicillof. El Frente de Todos, en caso de repetirse los resultados de las primarias, tendría asegurada la mayoría en la Cámara de Diputados pero, en principio, no tendría el control de Senado provincial aunque podría lograrlo.
Gobernar teniendo en cuenta los distintos sectores que integran una coalición política, es una tarea que han tenido que hacer muchos presidentes. Y Fernández, si gana, también deberá recorrer ese camino.
Fuente: El Economista