“Es interesante todo lo que tenemos para crecer en lo que es carne ovina. Se habla mucho de exportación pero también tenemos un mercado doméstico amplísimo pues el consumo per cápita no llega a un kilo y medio. El potencial que tenemos es extraordinario más aún con el acuerdo Unión Europea Mercosur, que abre las puertas a cuarenta países”, enmarcó Vila Moret.
“No hay que mirar a la carne ovina como alternativa o sustituta, sino como un speciality porque así son considerados los productos ovinos en el mundo. En Europa es más cara la carne de cordero que la vacuna”, agregó.
Leslei Green destacó los beneficios de la Ley Ovina nacional y compartió
algunas experiencias de “Familia Green”, marca y empresa familiar creada en 2014
para producir carne, quesos y lana a partir de animales de raza Pampinta.
Brindó datos referidos a la dieta, basada en alfalfa, rye grass y silo de maíz,
añadiendo suplementación sólo en el ordeñe. Tienen 500 ovejas, 200 borregas y un
carnero cada 35/40 ovejas.
“Familia Green” produce tres tipos de quesos: semi duro, provoletas y duro,
estos últimos diferenciados en dos ciclos de maduración, menos y más de seis
meses.
En lo que refiere a carne faenan corderos pesados de entre 55 y 60 kilos,
deshuesado y trozado, con servicio de que le prestan en un frigorífico de
Chascomús. Envasan al vacío, congelan y todo se comercializa a través de
WhatsApp y redes sociales.
“Comenzamos llevando la carne a un supermercado, pero los números no cerraban
así que decidimos hacer venta directa. Se toman los pedidos y todos los jueves
se hace entrega a domicilio” en Pehuajó, comentó. “Si bien a los comercios va a
haber que venderles porque piden, el mejor paso es llegar directamente al
consumidor dándole valor agregado al producto y con buena diferencia en el
precio”, agregó.
En estos últimos días hicieron una primera experiencia en producción de salames,
jamones, bondiolas y hamburguesas.
Florencia Miccoti remarcó “el rol protagónico del rumen en la calidad de la
carne y la leche ovina”, donde “lo más importante es tener en cuenta la
interacción entre la dieta del animal y la actividad metabólica del rumen, que
fabrica productos que van directamente a la leche o a la carne y tienen
funciones positivas sobre la salud humana”.
Micotti agregó que: “Se tratan de productos que intervienen en la prevención de enfermedades cardiovasculares, reducen la obesidad y lo interesante es que todo eso lo hace naturalmente el animal. Los sistemas pastoriles naturalmente producen más concentración de los Omega 3, los poli insaturados y los CLA en la leche y en la carne. Al incorporar suplementos energéticos podemos potenciar la producción natural de compuestos saludables e incrementar la productividad en litros de leche o en ganancia de peso”.
Esas condiciones mejoran la posición en el mercado. “El consumidor está demandando saber lo que come y es muy posible que empiece a pagar extra por productos más saludables. Hay que empezar a repensar la producción. Tenemos pasto y hay que usarlo para lograr los índices que está sugiriendo la Organización Mundial de la Salud”.