Pero el diablo está en los detalles (o no tanto) porque, mientras el sector
de agricultura, ganadería, caza y silvicultura voló literalmente con un empuje
interanual de 49,5% (aportando más de cinco puntos al EMAE), el resto de la
economía sigue tironeada, cuanto menos.
Así, el comercio cayó 11,4% interanual en mayo; la intermediación financiera,
16,5%; la industria, 6,5% y la construcción, 3,1%. Caídas pesadas.
El EMAE acumulado hasta el quinto mes está 3,1% abajo del de 2018. Según LCG, “la actividad opera en niveles similares a los de finales de 2010 y principios de 2011”.
En Hacienda recibieron con satisfacción los datos agregados. En campaña y con varios trimestres en rojo detrás, fue un bálsamo. El N°2, Miguel Braun, se animó a hablar, incluso, de que “la economía se encuentra en una fase expansiva”. Parece demasiado, en base a los desagregados y en base, también, a los datos de empleo. Crecer con empleo cayendo no parece ser una buena fórmula.
¿Cómo sigue?
“En junio podría esperarse un nuevo mes de crecimiento marginal. Los estímulos para apuntalar el consumo, ya en modo campaña, y en un contexto de dólar calmo, harían pensar en un dato positivo para el próximo mes: cierre de paritarias a pocos meses con cláusula gatillo para permitir mejora de los ingresos reales; desembolsos de préstamos Argenta a jubilados y beneficiarios sociales; reducción de las tasas del Programa Ahora 12/18 y subsidios a la compra de automóviles 0 km (que impactaría con más fuerza en junio)”, dijeron desde LCG. “No obstante, las perspectivas para el resto del año son de un crecimiento mínimo. Un escenario político todavía abierto no permite descartar nuevas presiones sobre el mercado de cambios moderando la baja de las tasas de interés y alienta la decisión de `esperar y ver´ de las empresas a la hora de invertir. Además, una inflación persistente en un escalón por encima del esperado permite una recomposición menor de los salarios e ingresos de jubilaciones y beneficios sociales lo que reduce las posibilidades de crecimiento. Si se mantiene la estabilidad cambiaria podría aún haber espacio para pensar en una tracción del sector transable (exportadores y sectores que sustituyan importaciones). Para ello es clave la situación del resto del mundo que hasta el momento no parece dar buenas noticias. Mantenemos nuestra proyección de una caída del 1,8% para 2019”, concluyeron.
“En la segunda parte del año, el efecto de la cosecha agrícola se irá
diluyendo mes a mes. Por lo tanto, deberán aparecer nuevos motores ya que, de lo
contrario, la dinámica de la actividad volverá a terreno negativo. En este
punto, la persistencia de la calma cambiaria es clave: si la misma se quiebra
producto de la incertidumbre electoral o un resultado percibido como adverso por
el mercado, la economía volverá rápidamente a arrojar números en rojo”, dijeron
desde Ecolatina.
Allí habrá una suerte de pulseada entre los estímulos micro comentados antes y “una política monetaria de tasas de interés altas (que) continuará durante la segunda parte del año, poniéndole un freno a la potencial expansión del consumo y descartando casi cualquier inversión productiva (si es que ya no lo estaba producto de la elevada incertidumbre electoral)”.
En consecuencia, resumen, “si bien los números negativos podrían ir quedando paulatinamente atrás, la mejora sería lenta y acotada”. En números concretos, dicen: “Proyectamos que el PIB cerrará 2019 con una caída de 1,4%, atenuando sensiblemente la contracción del 3% acumulada en los primeros meses del año pero quedando también muy lejos de arrojar un saldo positivo”.
A su turno, ACM dijo: “Hacia adelante, esperamos que los buenos datos del
intercambio comercial, y las proyecciones de crecimiento del agro podrían ser
contrarrestados por el resto de los sectores, como así lo evidencian los
indicadores adelantados de la actividad industrial. Esa información nos permite
pensar que el EMAE correspondiente de junio exhibirá valores cercanos a cero,
que de todos modos será suficiente para cortar con cinco trimestres consecutivos
de caída del PIB (…) Nuestras proyecciones de crecimiento para el 2019 son de
una caída en el nivel de la actividad de 1,7%”.
La visión oficial
“Mirando hacia adelante, se espera que la campaña agrícola, que a diferencia de 2018 gozó de buenas condiciones climáticas, continúe aportando al crecimiento. Lo mismo se espera de la construcción, que en mayo registró el número de permisos de construcción más alto desde mayo de 2017. También se espera que comience a impactar la mejora en los salarios reales producto de las negociaciones paritarias, que en su mayoría se firmaron en mayo y junio, y de la desaceleración de la inflación que se viene observando en las últimas semanas. Todo esto permite imaginar una continuidad del crecimiento en los meses que siguen”, dijeron fuentes de Hacienda ante El Economista.
Según el IGA-OJF, en junio, el nivel general de actividad registró un crecimiento de 1,3% anual, y acumulando, así, una contracción de 3,6% anual en el primer semestre. Por su parte, la medición desestacionalizada (junio versus mayo) observó una expansión mensual de 0,4%. De esa manera, el segundo trimestre de 2019 registra una contracción de 0,2% respecto del mismo período del año pasado, pero un crecimiento de 2,1% si se compara con el primer trimestre en la medición desestacionalizada.
Fuente: El Economista