El mercado inmobiliario rural no es ajeno a la situación económica del país. Si bien durante la primera mitad de 2018 las operaciones de compraventa de campos habían repuntado, la devaluación puso un freno al impulso en un negocio que ya suma más de siete años de estancamiento. En lo que va de 2019 hay una leve mejora de la actividad según un índice sectorial, pero en las inmobiliarias rurales están ansiosos por el resultado de las elecciones para ver si hay un despegue de los negocios.

"En este último año hay una retención de la decisión de invertir que es igual o incluso mayor a años anteriores", sostuvo Cristián Beláustegui, de Compañía Argentina de Tierras (CAT). Mariano Maurette, del negocio de campos de Alzaga Unzué & Cía, coincidió en que no son muchas las operaciones que se están haciendo, aunque admitió que se está "un poquito mejor ahora que a principio de año".

La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) elabora un índice sobre la actividad en el sector. Su índice, que toma entre otras variables publicaciones de avisos y consultas, viene reflejando una mejora desde comienzos de 2019 y en mayo pasado aumentó 3,9% versus igual mes de 2018.

Juan José Madero, de LJ Ramos Brokers Inmobiliarios, analizó el mercado para alquiler y para compra de campos. "La demanda de los campos para alquilar es muy alta. Nos llaman para consultar si los campos que tenemos ofrecidos en venta se alquilan. Es un buen termómetro", dijo. En tanto, respecto de las causas de la falta de operaciones de compra Madero apuntó sobre la presión impositiva y las oscilaciones que suele tener el tipo de cambio.

No solo la cantidad de operaciones de compra está estancada, sino que los valores de los campos han bajado, según los expertos. En este sentido, Maurette sostuvo que hubo un sinceramiento de precios que en realidad se tradujo en un descenso.

Sinceramiento

"Ese sinceramiento ha hecho que algunas operaciones se concreten más que el año pasado", sostuvo. El especialista explicó que se trata de un proceso de baja lento y paulatino. "No tenemos en claro si se llegó a su piso o no", opinó.

Para Beláustegui, la "terapia intensiva que vive el mercado desde hace bastante tiempo" también se debe a la ley de tierras sancionada en diciembre de 2011, que limitó la compra por parte de extranjeros y al cepo cambiario que impuso en su momento el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner

Sumado a las políticas restrictivas del anterior gobierno, en 2012 los precios de las commodities agrícolas empezaron a bajar y la rentabilidad mermó, analizan en el sector. "A partir de ese período los precios bajaron entre un 15 y 20% en los mejores campos, y en los otros (de menor calidad) descendieron también", remarcó Beláustegui.

Si bien el gobierno de Mauricio Macri bajó las retenciones y quitó el cepo, medidas que tuvieron un efecto positivo en el mercado de compraventa, la devaluación de mediados de 2018 afectó las operaciones de la actividad.

"El primer semestre de 2018 hubo un mercado activo, normal y fluido. No es que era un festival, pero se podía trabajar y operar", recordó Madero.

Para Madero, si bien entre otros factores hay buenas expectativas por ejemplo con la exportación de carne, "el inversor genuino va a esperar el resultado de las elecciones".

Además, agregó: "Si gana Macri se reactiva el mercado. Si gana Cristina el mercado sigue retraído y las inversiones no llegarán. Cuando se clarifique el rumbo se verá si las inversiones empiezan a fluir o no".

Por su parte, Maurette se mostró entusiasmado: "Las expectativas son buenas. Con un valor sincerado razonable que permita aspirar a tener rentabilidad en las explotaciones yo creo que el mercado puede reactivarse". Admitió que existe una incertidumbre respecto a quién ganará la contienda presidencial.

Beláustegui fue más cauteloso: "Hasta que se estabilice la economía y pasen las elecciones, nosotros entendemos que no va a haber una fluidez en la inversión".