Sobre este sector especialmente se concentraron las precipitaciones, con máximos pluviales que tendieron a ubicarse sobre ER y el este de BA, aunque con aportes que lograron derivar hacia el oeste los cuales fueron montos marginarles respecto de los acumulados sobre el este.
En el mapa que resume las lluvias del pasado mes, se observa una clara división que establece la línea pluvial de los sesenta milímetros. Al este las lluvias son sobreabundantes, decreciendo rápido hacia el oeste.
En vastas zonas de ER y el este de BA, las lluvias acumuladas superaron los ciento treinta milímetros, con áreas reducidas que llegan hasta doscientos milímetros. Sobre el este bonaerense varias localidades han alcanzado un record histórico de lluvias para el mes de junio (Buenos Aires, La Plata, Las Flores, Tandil, Villa Gesell, entre otras). Las provincias de Chubut, Rio Negro y Neuquén también tuvieron aportes pluviales significativos. Recordemos que gran parte de estas precipitaciones se registraron dentro de la segunda década del mes pasado, luego se observó un marcado retroceso en la oferta de agua, el cual quedo vinculado a la primera llegada de aire frío en fechas en que el almanaque marcaba la llegada del solsticio de invierno. El secamiento del ambiente fue progresivo y se fue fortaleciendo con sucesivos pulsos de aire frío, los cuales, con el aporte de aire polar, terminaron por definir las actuales condiciones ambientales, las cuales a pesar del rigor, no pueden catalogarse de inusuales para esta altura del año.
Volviendo al análisis pluvial, la contrapartida de lo observado en el este de la región pampeana se destaca en el norte del país. La escasez de lluvias no sorprende sobre el NOA, pero si es poco común sobre el este. En Formosa, en particular, se observó el junio más seco desde que se llevan registros (57 años). El centro norte de Corrientes y Misiones recibieron lluvias modestas, en algunos casos nulas, algo que se repite en Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe, comportamiento que resulta favorable para afianzar la mejora de los anegamientos que había dejado el mes de mayo.
El mes de julio mantiene la continuidad de las precipitaciones escasas o nulas con que cerró el mes de junio. Esta tendencia posiblemente se consolide durante la primera quincena del mes en curso y las lluvias que puedan llegar en la segunda parte, no se perfilan abundantes.
La sobreabundancia de precipitaciones sobre el este de la región pampeana, se moderó hacia el oeste, aunque en general se observaron zonas que estadísticamente han superado los valores normales, aun sin que los montos sean comparables a los del este. Los desvíos positivos de las lluvias se proyectan a las provincias del norte de la Patagonia. Por otra parte, el noreste del país concentró las precipitaciones con desvíos negativos más importantes, contrastando con lo sucedido en mayo. Hemos reconocido que esta circunstancia, en esta ocasión no es un inconveniente sino más bien un beneficio. Algo similar se proyecta a la región oriental de Paraguay, zona agrícola que también sufrió durante mayo una muy significativa sobreoferta pluvial.