La fertilidad, la capacidad de alimentación y apareamiento natural, su longevidad y la resistencia a enfermedades y parásitos son algunos de los atributos esenciales para la supervivencia y la autosuficiencia que presenta el cerdo criollo costero. Desde el INTA destacan la importancia de conservar la diversidad genética de esta raza histórica tradicional.
De acuerdo con Jorge Brunori –referente nacional del Grupo Porcinos del INTA–, es de suma importancia investigar sobre el mejoramiento de estas razas autóctonas adaptadas a situaciones especiales de productividad.
“Muchas de nuestras razas tradicionales de ganado y aves de corral fueron reemplazadas por otras mejoradas en la agricultura animal moderna, a costa de una pérdida masiva en la diversidad genética”, señaló.
Por este motivo, Brunori consideró clave conservar el patrimonio natural, mediante programas que reconozcan su jerarquía y puesta en valor. “Hay que concientizar a las autoridades y decisores para que visualicen la importancia de valorizar, estudiar, investigar y transferir sus características zootécnicas y la importancia de atesorar estos recursos únicos de manera responsable”, indicó.
Particularmente, el cerdo criollo costero es una raza autóctona, seleccionada naturalmente y adaptada a las condiciones desfavorables del ecosistema de costa, donde se encuentra la corriente del río de la Plata y la desembocadura de otros ríos de llanura.
Se trata de una raza abundante y típica de la zona, ya que habita en la costa bonaerense desde el principio de la colonización española y, en la actualidad, se encuentra un gran número de animales en estado asilvestrado a los que comúnmente se los denomina “chanchos cimarrones o ferales”.
“Este animal forma parte de la cultura popular de Buenos Aires, en especial de los productores familiares de la zona que utilizan este recurso para el consumo de carne y fabricación de chacinados”, detalló Brunori.
En esta línea, el especialista destacó la importancia de estudiar y transferir sus características zootécnicas a fin de dotar al productor de una herramienta para mejorar su situación productiva y, por ende, la calidad del producto final.
A pesar de ser la raza fundadora de la producción porcina nacional, este recurso todavía no participó de planes racionales de aprovechamiento productivo como el Proyecto Agrovalor.
Además, nunca se lo valorizó zootécnicamente y no fue tenido en cuenta como recurso genético en la producción porcina moderna. Tampoco se estudiaron aún sus características productivas ni su importancia económica y social.