La razón es simple: no solo es clima húmedo ha afectado la fecha de siembra del cereal, también lo ha hecho sobre la soja.

Los operadores estiman que, además de una menor superficie implantada, habrá una considerable baja en los rendimientos, de este país, a resultas de la siembra fuera de tiempo y de las malas condiciones para su desarrollo.

El informe de superficie del USDA, publicado el día viernes, para el caso de la soja, mostró que el área sembrada será de 32,4 millones de hectáreas. Es interesante este número pues queda por debajo de lo que calculaban los agentes en general. Su expectativa era de 34,13 millones.

La sorpresa que brindó el USDA fue grande.

Pero la sorpresa no termina acá. ¿Por qué? Pues bien, cuando se hizo la correspondiente encuesta sobre superficie, la realidad es que grandes porciones del área solo respondían a intenciones pero no a reales siembras realizadas. Lógico es que haya sido así por los problemas climáticos.

Dada esta especial circunstancia, la información oficial será ampliada y, seguramente, corregida, por una relevamiento adicional que efectuará el Servicio Nacional de Estadísticas de EE.UU. (NASS).

Por esta razón toma mayor validez el reciente informe mensual, a nivel global, efectuado por el International Grain Council (IGC) que, como sabemos, es una organización internacional abocada a estimaciones de granos.

Para la campaña 2019/20, no solo redujo sus números de producción global para el maíz. También lo hizo para la soja, fundamentalmente por los inconvenientes sufridos por EE.UU.

Respecto a la soja, en el mes anterior estimaba 114 millones de toneladas y ahora lo hace en 106 millones.

En tanto la producción mundial de soja en la campaña 2019/20 se situaría en 348,6 Mt, bajando 9,2 Mt entre informes. En el reporte previo, estimaba un volumen de 358 millones.

La baja también quedó patente entre un reporte y el otro. Antes, calculaba el stock mundial en 53 millones de toneladas y ahora en 45 millones.

La noticia es alentadora. Al menos en el mediano plazo. Claro que habrá que ver qué pasa con la demanda que, hoy por hoy, es más bien una incógnita.


Otro tema de preocupación es la diferencia, que empezó a darse a partir de alrededor del 10 de junio, entre el precio FOB de Argentina y el FOB de EE.UU.

Además, también se ha separado el FAS teórico del precio local, en desmedro de este último.

El gráfico (IGC) muestra los precios: la curva verde de Argentina y la azul de EE.UU.


Abajo, vemos los precios FOB, Golfo.


El río está revuelto. Y los mercados no están funcionando como corresponde, fundamentalmente porque la información resulta sesgada.

Así las cosas, la volatilidad de precios en Chicago es muy alta.

Para desgracia de los precios, el clima en los últimos días ha mejorado. Es difícil estimar cuán grave ha sido el golpe climático y la información disponible es contradictoria. Y tiene inconsistencias, como es el caso de la publicada por el USDA.

Las bajas en las cotizaciones, en el día de hoy 1 de julio, responden básicamente a las mejores condiciones climáticas en el área agrícola estadounidenses y a una toma de posiciones por parte de los fondos.

Ahora bien, la baja en el precio de la soja a nivel local resulta una desagradable noticia. Muy fuerte…

Resulta importante seguir de cerca cómo evoluciona el precio teórico y el del mercado.