Desde un inicio el gobierno de Macri se negó a presentar un plan económico que marcara un claro rumbo a seguir de manera de generar expectativas en la población, para luego avanzar en las reformas que requería la herencia recibida. Su error inicial no solo consistió en no contar la herencia recibida, sino que lo más grave es que creyeron que medidas aisladas podían solucionar un problema económico de la magnitud que dejaba Cristina Fernández. Se largaron sin un plan, a poner parches a un bote que hacía agua por todos lados.
Nunca creyeron que había que bajar el gasto público como paso indispensable para poder crecer. Imaginaron que las inversiones iban a llover solo porque Macri se sentaba en el sillón de Rivadavia, por lo tanto, esas inversiones iban a generar crecimiento y el gasto se iba a licuar sobre el PBI por arte de magia. Solo tomando medidas aisladas todos los días “íbamos a estar un poquito mejor”. El gradualismo en medidas y en sentirse mejor.
La realidad que enfrentamos debería ser suficiente evidencia para que, si Macri o alguien de Cambiemos lograra renovar el mandato, deberían aprender de estos cuatro años desperdiciados que nos ponen en una situación política crítica, ya que el desgaste de los errores económicos cometidos le pavimentan el camino a Cristina Fernández para su vuelta. No es por mérito de ella que tiene chances de volver, sino por la insistencia de Cambiemos de mantenerse en el error.
Esta mezcla de no querer enfrentar el problema del gasto junto con la continuidad de las políticas de revolear la plata del contribuyente en planes sociales, nos ha dejado en una situación económica en la que a la herencia del kirchnerismo se le suma la herencia de Cambiemos.
¿Por qué estamos atravesando semejante proceso recesivo? ¿Bajó el gasto público como sostienen algunos miembros de Cambiemos?
Gráfico 1
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Hacienda y Finanzas
El gasto del Sector Público Nacional incluidos los intereses de la deuda pública y excluidos los gastos de las provincias y de los municipios, bajó de 26,5% del PBI en 2015 que dejó el kirchnerismo a 23,7% en 2018, una reducción de 2,8 puntos del PBI. Aquí no incluyo el gasto cuasifiscal del BCRA que creció en 1,6 puntos del PBI entre 2015 y 2018. De manera que, en principio, el gobierno podría mostrar estos números como un logro de su gestión y taparle la boca a todos los que decimos que hay que bajar el gasto público.
Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿dónde bajó el gasto público el gobierno nacional entre 2015 y 2018?
Gráfico 2
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Hacienda y Finanzas
Para responder al interrogante, basta con ver el gráfico 2. El gasto en subsidios económicos para mantener artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos (energía, transporte público, gas, agua potable, etc.) bajó de 4,25% que dejó el kirchnerismo a 2,16% del PBI con Cambiemos. Es decir, de los 2,8 puntos que bajó el gasto público en la era Cambiemos, 2,1 puntos porcentuales se explica por menores subsidios económicos, es decir aumento de tarifas de los servicios públicos.
Sin duda que esa medida había que tomarla porque nadie tiene que sentirse con derecho a que otro le subsidie la luz, el gas, el boleto de colectivo, etc., de manera que esa reducción de gasto no tiene objeción y correspondía hacerla. El punto es que lo que hizo el gobierno fue cambiar la forma de financiar ese gasto. Con el kirchnerismo se financiaba con emisión monetaria o más impuestos, con Cambiemos se financia, como corresponde, en la boleta de luz, pero no se redujo el impuesto inflacionario ni la carga tributaria sobre el sector privado que se aplicaba para financiar ese gasto, por lo tanto la gente siente en el bolsillo el peso de las nuevas tarifas de luz y la misma carga tributaria que venía soportando de antes.
Si se combina el peso sobre el sector privado por el aumento de las tarifas de los servicios públicos, con la misma carga tributaria y tasas de interés que se dispararon al infinito, todo el costo del ajuste cae sobre el sector privado mientras que el sector público se mantiene al margen de toda reducción, tanto el sector público nacional como los provinciales y los municipales.
El resultado no es otro que una economía que está estancada desde 2011 pero con una fenomenal caída en 2018, esto quiere decir que cada vez hay menos riqueza para repartir pero el gobierno sigue gastando en planes sociales como si ese gasto fuera una bondad de la política económica.
Gráfico 3
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Hacienda y Finanzas
El gráfico 3 muestra que el gasto en políticas de ingresos (AUH, pensiones no contributivas, políticas de empleo del Ministerio de Trabajo, etc.) aumentó en casi 5 puntos del PBI entre 2004 y 2018, el gráfico muestra que Cambiemos no bajó el gasto en este rubro, y sin embargo hay más pobres. No podemos medir toda la serie porque el kirchnerismo desarmó la serie del INDEC para no “estigmatizar” a los pobres, pero de acuerdo a datos de la UCA, el kirchnerismo dejó una pobreza del 29% y el último dato del INDEC dio 32%, es decir, a pesar que se mantuvo los programas de políticas de ingresos, la pobreza no cede. Y no cede porque el sector privado sigue siendo aplastado por el sector público nacional, provincial y municipal con su enorme burocracia, empleo público y “planes sociales”. Argentina no crece porque no hay inversiones en un país con una carga tributaria que se mantiene entre las más altas del mundo.
En definitiva, lo que estamos viendo es que hay que pagar el costo de no haber tenido un plan económico consistente que generara un shock de confianza y avanzar con las reformas que se requerían. Haber recurrido al endeudamiento para financiar gastos corrientes esperando la lluvia de inversiones hoy pasa la factura a meses de las elecciones y tienen que salir a inventar la pólvora para tratar de mover algo la economía y disimilar la huida del dinero que impacta en los precios.
Los anuncios esperados seguramente serán parches y aspirinas para llegar a las elecciones. Una verdadera lástima que Macri haya comprado el humo que le vendieron con el gradualismo que era una forma de no hacer nada y seguir con un estado sobredimensionado y planes sociales, esperando que haciendo lo mismo que venimos haciendo durante décadas de un resultado diferente. Lo más patético es que llegamos a las elecciones con medidas que probablemente sean más populismo para evitar que venga el populismo k.
Fuente: Economía para Todos