“El contenido de aceite fue en promedio, entre 1.0-1.5% puntos porcentuales más alto respecto a la 2017/2018. Solo el 2% de la producción comercializada no alcanzó el valor de base (42%) y más del 35% de las muestras superaron el 50% de aceite en su composición”, dice el informe de los Laboratorios, que agrega que esto fue posible, probablemente, por el uso de mejores materiales, buenas condiciones generales del clima y el uso de planes de fertilización adecuados.
Destaca, asimismo, un cambio a partir de febrero en la calidad del aceite obtenido de los granos y al respecto, indica, que cuando se comenzó a comercializar la mercadería -que sufrió los excesos de lluvias y comenzaron a aparecer granos brotados en distintas proporciones, en la mayoría de los casos no significativa-; si se observó un incremento en la acidez del aceite y se empezó a ver presencia de clorofila en el aceite extraído de los granos.
“Por suerte –agrega el informe-, la buena cosecha y su arranque desde el sur,
permitió ir diluyendo la problemática”, dice el informe.
Por último, informa que no se observaron cambios en cuanto al manejo de la
cosecha, ya que el contenido de materias extrañas está dentro de los valores
habituales de los últimos años (alrededor del 4%).