Los 56 años de Tiburcio Imaz, en su establecimiento en el partido bonaerense de General La Madrid, transcurren sin sobresaltos.
Las casi 150 hectáreas verdes que rodean su casco son todo para él. Imaz es sinónimo de campo. Ni bien nació, su padre se instaló en el establecimiento familiar pegado al pueblo de Las Martinetas, a unos pocos kilómetros de La Madrid. Allí creció, trabajó y hasta domó caballos de polo. Con 23 años se casó con Encarnación y fue un momento para independizarse.
Un día, hace más de 30 años, visitó a unos amigos en un campo en Huanguelén.
Lo cautivó un manejo "bastante extravagante" que realizaba con la hacienda un
familiar recién llegado de Francia, en donde había aprendido el método de
rotación Voisin o pastoreo racional (PVR).
El PVR es una técnica de pastoreo productivo, creada por el francés André Voisin a mediados del siglo XX. Además de realizar una alimentación intensiva de los vacunos, se potencia la energía solar y brinda más utilidades a las pasturas. También se hace una producción orgánica y sustentable, llamada agroecológica. "Lo miraba con cara de loco pero después decidí probar este método yo mismo", dice Imaz, en diálogo con lanacion.
Con esa idea, comenzó con un alquiler de unas pocas hectáreas detrás del campo de su padre, para en 1997 comprar, gracias a un crédito hipotecario, 142 hectáreas propias, "La Posta", para desarrollar el proyecto. Al principio, la gente se mostraba reacia a enviarle hacienda a capitalizar. "¡Engordás 900 animales en 100 hectáreas! me decían, descreídos las personas a quienes les ofrecía el servicio", recuerda. Agrega: "Acomodé los alambres, sembré 20 hectáreas de pasturas y comencé a implementar el sistema".
Con resultados a la vista, el campo del productor se pobló de hacienda. En
paralelo, pagaba el crédito hipotecario, vivía y criaba a sus cinco hijos.
"Estaba crujiente, más que seco (por la falta de plata) -dijo entre risas-. En
un primer momento era a porcentaje pero me lo pagaban por mes para ir tirando,
igual no importaba, porque el proyecto iba viento en popa". En 2002 terminó de
pagar el crédito.
Hoy tiene 115 hectáreas con pasturas de alfalfa divididos en seis potreros más un potrero de 20 hectáreas de sorgo para rotación, usado como back up y emergencia. El productor engorda 750 animales, 11 por hectárea, con una ganancia promedio diaria de 800 gramos por animal. La rutina de Imaz comienza a la seis de la mañana con unos mates en la cocina de su casa junto a Encarnación, para luego salir al campo.
Con una rotación del rodeo de cuatro veces por día, el primer cambio es a las siete. A las 12 del mediodía llega el segundo, a las 15 otro y el último a las 18 para tomar agua. La hacienda duerme en 1600 metros cuadrados para al otro día volver a empezar.
Las fiestas de fin de año "camperas" ya son un clásico. "Es como un tambo sin ordeñar, donde parte del éxito es que todos los días se respetan los horarios de los cambios de parcelas", remarcó.
Tiburcio insiste que, si bien uno no va a dormir en el lote, es importante estar presente. "Un día nació mi nieta en Daireaux y decidí ir a conocerla. Al muchacho que dejé a cargo, unos animales saltaron el alambre y se pasaron a una parcela que a la que recién debían entrar en seis días. Esa vuelta se murieron tres novillos: por eso digo hay que estar al filo de la producción", contó. Agregó: "Soy meticuloso y perseverante para no tener sobresaltos con la alfalfa y el empaste".
Las cosas cambiaron, las satisfacciones son muchas. Cada día cuando ve a la hacienda en medio del potrero sobre "ese colchón verde" se siente reconfortado.
Razones para elegir el método
Producir a bajo costo es uno de los pilares del programa. Se busca conseguir forrajes económicos y la eliminación en la compra de insumos industriales: menores gastos, donde los principales insumos que se utilizan son la energía solar y mano de obra. También suma trabajar con varias parcelas en simultáneo, con un registro de fechas de pastoreo, que hace a la eficiencia en el uso de forrajes.
Los que llevan adelante el programa aluden que en pastoreos extensivos, llamado selectivos o subpastoreos, se desperdicia un 60% del pasto producido, en cambio en el PRV solo alcanza entre un 15 y 30%.
"En estos pastoreos selectivos, el vacuno elige lo que come, por lo que queda mucho pasto sin comerse, en el PRV se busca la competencia entre las vacas y lograr que dejen a un lado su hábito selectivo y se vuelvan devoradoras", acotan.
Otro de los ejes es la mejora en los suelos, que al eliminar agroquímicos, se da estabilidad al ecosistema. "Al existir una mayor densidad de plantas en el suelo y activarse la biocenosis, permite una mayor carga animal concentrada que lleva a un proceso de fertilización natural", explica Carlos Fernández Ridano, ingeniero en producción agropecuaria y experto en el tema.
"Este aumento de fertilidad, sumado al descanso que se da a cada parcela según la época climática, son causas de una oferta forrajera más abundante y de mejor calidad a medida que transcurre el tiempo", agrega.
Se busca la eficiencia productiva Se busca la eficiencia productiva
Para el experto, las personas que se inclinaron a llevar a cabo el método se vieron "en la necesidad de hacer un cambio de paradigma, con una visión productiva".
Sin embargo, la realidad ganadera muestra que no existe en el país una gran aceptación con el programa, hasta algunos especialistas se atreven a decir que es inconcebible llevarlo a cabo.
Los defensores del PVR creen que las causas de que no sea un auge es el miedo de los productores a cambiar.
"Dejar el modelo agroindustrial y apostar a otro paradigma es difícil, pero una cuestión fundamental es la falta de material humano", dicen. "Se necesita gente en el campo, con condiciones de habitabilidad. Conseguir mano de obra que quiera vivir en el campo es otro de los inconvenientes y un desafío a largo plazo para el sector", concluyen.
Otro productor que se animó al cambio
Hace seis años que Bruno Vasquetto, de 27 años, desarrolla el método francés junto a su familia. Primero fue El Mate, en Adelia María, con 330 hectáreas, 800 vacunos y cientos de corderos. Luego se sumó La Casualidad, otro establecimiento con 150 hectáreas y 400 animales. El programa se complementa con la producción de pollos parrilleros y huevos. "Antes, mientras el suelo aumentaba su erosión hídrica, los costos también crecían en demasía y la rentabilidad se acotaba", sostiene.
"Hoy los lotes tienen mayor capacidad de absorción", agrega. El manejo tiene como eje mejorar el suelo. "El pastoreo en los distintos lotes hace que los animales crezcan en un ambiente saludable, sin agroquímicos, 100% agroecológico", explica.
Versus un feedlot, los costos, según Vasquetto, se ubican un 50% por debajo del tradicional engorde a corral. Hoy, con tres vacas por hectárea, el emprendimiento familiar tiene gran estabilidad financiera y la diversificación en los pollos y huevos les mejoró el flujo de cajas e ingresos corrientes. "El método permite no dejarte fuera del sistema, tiene una gran resiliencia a los cambios", afirma.
El modelo de André Voisin
Nació en 1093 en Normandía, Francia. En 1940 decide administrar una finca de 130 hectáreas, propiedad de su madre. Luego de experimentos crea un sistema para eficientizar el pastoreo de su ganado. Por su trabajo, el francés fue distinguido de "Dr. Honoris Causa" en la Academia de Agricultura de Bonn de Alemania.
Para una mayor productividad forrajera, el fráncés explica que es necesario que un pasto tenga el reposo suficiente entre corte. La rotación inmediata de los potreros, según sus estudios, presentaron cambios positivos en los lotes, donde el ganado dejaba de pastorear por un tiempo prolongado.
Para el experto, es importante que el tiempo global de ocupación en una parcela sea preciso y corto. Las mediciones de Voisin concluyeron que el rebrote de la pastura era de mejor calidad cuando la hacienda pastoreaba a fondo que cuando dejaba la pastura muy alta o cuando comía ese rebrote.
Con el tiempo, Voisin entendió que el ganado por naturaleza no pastorea de manera eficiente. Es necesario ayudar a la hacienda a que pueda consumir la mayor cantidad de pasto y que éste sea de la mejor calidad posible.
Las observaciones del químico estimaron que para poder llevar a cabo el programa de pastoreo racional (PRV) se debe apuntar a que el ganado tenga un rendimiento regular. Para esto es necesario que no permanezca más de tres días en una misma parcela.