Si bien son menos frecuentes que las ratas comensales (especie que convive con el hombre y se desarrolla alrededor de él, como la rata de tirante, rata de noruega y laucha común), desde el punto de vista epidemiológico y zoonótico, son muy peligrosas por las virosis que pueden transmitir y la elevada mortalidad que pueden producir.
Una de las enfermedades más frecuentes, con una mortalidad en humanos de entre 30-50%, es el hantavirus. Esta enfermedad viral aguda grave es causada por el virus hanta y puede ser transmitida por distintas vías: inhalación o ingreso vía ocular del virus presente en orina, heces, saliva o sangre seca dispersa en el aire (aerosoles), contacto con heridas en manos con orina, heces, saliva o sangre de ratones infectados y, por último, la mordedura.
Al momento se conocen 14 especies asociadas al hantavirus y pertenecen a los géneros Oligoryzomys, Akodon y Calomys, entre otros. Su cuerpo mide entre seis y ocho centímetros de largo y su cola logra alcanzar los diez centímetros, se alimentan de granos, semillas, frutas u hortalizas, pero también de residuos (basura) y alimentos de animales domésticos; viven, se desarrollan y se reproducen en ambientes silvestres en zonas rurales; normalmente huyen de la presencia humana y sólo migran a sitios como viviendas, galpones o talleres bajo determinadas condiciones climáticas o por perturbación de su hábitat natural como labores culturales o cosecha.
¿Cuáles son las recomendaciones para evitar el contagio?
1. El primer paso es consultar al sector de salud o zoonosis municipal si la zona ha tenido casos de hantavirus recientes o en el pasado. Si estamos en zona de riesgo, pero sin casos reportados, al ingresar en ambientes cerrados, oscuros y poco ventilados es muy importante utilizar elementos de protección como guantes descartables, máscaras faciales, gorro y gafas de tipo industrial.
1. Luego, para proceder a la limpieza de estos ambientes, se puede desinfectar toda superficie que pudiera estar contaminada con heces u orina de roedores aplicando una parte de lavandina en nueve de agua con trapos o rociando con una regadera y dejar actuar como mínimo 30 minutos. Estos roedores son hábiles trepadores, por lo tanto, es conveniente revisar techos, tirantes, tanques de agua, cableado aéreo y paredes y sellar toda abertura mayor a 4 centímetros. Además, no se debe barrer en seco, ni usar aspiradoras o agitar elementos que liberen polvillo y que pueden estar contaminados. No tocar ningún objeto que tenga visiblemente excrementos de roedores.
1. No encender la calefacción o refrigeración domiciliaria o de vehículos de poco uso en garajes rurales si se sospecha la presencia de roedores en interior del sistema, dado que podríamos diseminar el virus en el ambiente.
1. Por otra parte, es muy importante lavar y desinfectar alimentos o insumos en cajas, latas, botellas y bolsas que puedan estar contaminados con heces y orina. En caso de construir huertas, disponerlas lo más alejadas posible de la vivienda (mayor a 30 metros), ordenar y limpiar el medio alrededor de la misma, controlar malezas para eliminar refugios y retirar restos de frutas o semillas antes de oscurecer.
1. En el caso de requerir un programa de control de roedores, este debe llevarse a cabo por profesionales entrenados en base a un diagnóstico previo y con estrategias seguras. Si las autoridades de zoonosis locales reportan casos de hanta en la zona, ellos indicarán la estrategia correcta y quién debe efectuarla. Recordamos que los rodenticidas poseen acción anticoagulante y generan hemorragias externas, por lo tanto, es clave tomar los recaudos al recolectar y desinfectar el lugar donde fueron encontrados.