El Cono Sur de América cada vez se consolida más como el principal polo de producción de soja del mundo, desplazando a EE.UU.. Por aquí, ganan terreno países como Paraguay (pelea por ser el cuarto productor mundial) y Bolivia (pugna por el sexto lugar), que se suman a los históricos líderes regionales, Brasil y Argentina.
Así, el Cono Sur espera cosechar en esta campaña unos 180 millones de toneladas de soja, contra algo más de 120 que trilló EE.UU. en el ciclo que acaba de terminar en el hemisferio norte.
Con ese escenario en claro, la principal empresa argentina de agroquímicos, Red Surcos, sigue consolidando su expansión regional. En los últimos meses, fue el turno de ocupar nuevos espacios en Bolivia, donde estuvo presente en la principal exposición agrícola de ese país, Vidas, que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
La compañía tiene oficina propia en esa zona de Bolivia, la más productiva del país. Cuenta tamién con un depósito y un equipo de ventas y administrativo. “Allí tenemos registrados los productos de la línea Elite, con nanotecnología, que están teniendo muy buena aceptación”, introduce Antonio Cavaglia, gerente de Marketing.
La expansión en Bolivia va en línea con la que la compañía tiene en Paraguay y forma parte de la presencia más amplia de Red Surcos en Sudamérica, ya que está también en Uruguay, en Colombia (con otras líneas de productos) y en 2017 recibió varias patentes exclusivas para su productos Elite en Brasil, el mercado de agroquímicos más grande del mundo.
Pero, volviendo a Bolivia, Cavaglia describe que tiene condiciones ambientales extremas, que hacen muchos más útiles características diferenciales que tienen los productos Elite de la compañía.
Por ejemplo, hay una mayor presión de enfermedades y plagas, por lo cual la muy buena compatibilidad de mezclas en el tanque que tienen estos productos resulta de extrema utilidad.
“En la expo Vidas nos presentamos con parcelas demostrativas para que los productores y clientes pudieran ver la eficacia de nuestros herbicidas en el control de malezas”, explica Cavaglia.
Y cuenta que sembaron soja “solo siete días después de controlar las malezas
con nuestro 2.4D Dédalo Elite y se pudieron apreciar las plantas nacidas en
excelente condición, en un lote limpio, dado que el herbicida no tiene ningún
impacto negatio sobre el cultivo si se aplica hasta ese período previo a la
implantación”.
Bolivia y Paraguay tienen un gran potencial de crecimiento. En ambos países hay
una fuerte influencia de los productores brasileños y argentinos, y de la
tecnología que llega desde esos países. Red Surcos tiene oficinas en ambos, y a
los dos los abastece con la producción de sus fábricas en las provincias de
Santa Fe y Buenos Aires.
“En definitiva, estamos exportando conocimiento y trabajo argentinos”, se suma Sebastián Calvo, presidente de Red Surcos, al analizar la expansión internacional de la compañía, que tambien está haciendo pie en la capital triguera mundial (Rusia y Ucrania), donde ya recibió patentes exclusivas para sus productos con nanotecnología.
Estos productos son una verdadera revolución, porque permiten aplicar la mitad de principio activo por hectárea, pero ganando en eficacia y en cuidado del medio ambiente.
Cavaglia, por su parte, analiza que en Bolivia y Paraguay hay mucho por crecer. “Tienen mucha necesidad de tecnología, tanto en semillas como en agroquímicos. Nosotros podemos aportar también nuestro conocimiento en el manejo de cuestiones clave como las malezas, las mezclas de productos en el tanque y mucho más”, detalla.
También hay mucho para crecer en esos países porque en general los productores tienen doble cultivo de verano todos los años, dado que el ambiente se los permite. Es decir, ya usan más producto en cada cultivo que en la Argentina, porque la presión de plagas y enfermedades es mayor, y encima eso se duplica porque siembran dos veces por año.
En algunas áreas de ambos países hay situaciones particulares, que constituyen interesantes desafíos para hacer docencia sobre los beneficios de las tecnologías. Por ejemplo, las colonias de menonitas que hacen agricultura en muchos casos sin incoporar las últimas innovaciones, dejando pasar la oportunidad de crecer en productividad y sustentabilidad.
Pero ellos conviven con brasileros y argentinos que pugnan por tener primero lo que genere mayor impacto positivo en sus explotaciones.
Cavaglia relata que en Bolivia tienen una muy buena demanda por los glifosatos de la compañía, mientras que en Paraguay está teniendo muy buena aceptación el Dédalo Elite, en línea con su fuerte crecimiento en el segmento de los 2.4D en la Argentina.
“Ambos países tienen mucho conocimiento para incorporar en materia de mezclas de productos”, dice el gerente de Marketing de Red Surcos. “Y allí nosotros tenemos una gran fortaleza, porque los nuestros tienen una muy buena compatibilidad para ser usados de esa manera”, agrega.
Mientras los hermanos mayores del Cono Sur (Brasil y Argentina) marcan el rumbo productivo y tecnológico, los menores siguen creciendo, acercándose cada vez más. Hay un flujo de conocimiento y tecnología de los primeros hacia los segundos que constituye un círculo virtuoso de crecimiento regional.
En ese marco, compañías como Red Surcos, que viene creciendo junto a los productores desde hace 40 años, tienen una gran oportunidad, sobre todo al haber logrado trascender las fronteras y competir con los grandes conglomerados internacionales del mercado, también en conocimiento y tecnología.
La agricultura los necesita a todos, porque en algo más de una década, hacia el 2030, habrá 9.500 millones de personas en el mundo para alimentar, y el Cono Sur de América tendrá un rol clave para que ese objetivo se puede lograr.