Como venimos comentando en las anteriores notas, las miradas de los operadores internacionales se posan sobre la evolución de los cultivos en América del Sur.
Los precios se establecieron hasta principios del mes anterior sobre la base de enorme stocks en EE.UU. y una favorable previsión sobre el nivel productivo para la campaña 2018-19 en Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia.
El punto referido a los stocks norteamericanos no es menor ya que habría un volumen histórico récord, que llega a más o menos 25. Ello da aproximadamente una relación stock /consumo de alrededor del 23%.
Vale remarcarlo: este coeficiente es enorme. Para tomar dimensión de ello, recordemos que el promedio de los tres años anteriores es de poco más de 7%.
Por otra parte, el mercado venía confiando en una extraordinaria producción para Brasil y Argentina, fundamentalmente.
Pero con la confirmación del fenómeno de El Niño, las predicciones sobre volúmenes productivos están variando. Los meteorólogos confirman la continuación de eventos extremos, por la volatilidad e inestabilidad donde se halla la atmósfera.
A la fecha se registran precipitaciones demasiado voluminosas y encharcamientos. Todo se presta para la extensión de plagas, algo que podría afectar seriamente la productividad.
Como los modelos estadísticos, revelan que el fenómeno de El Niño podría mantenerse hasta abril, entonces, las dificultades para la trilla serían mayores a lo usual.
Así las cosas, vale poner en duda el informe publicado recientemente por e l departamento de economía agrícola de la Universidad de Purdue. Allí se prevé que la magnitud de los stocks de EE.UU. presionaría a la baja a los precios de la soja en Chicago, a partir del segundo semestre del 2019, en un contexto de conflicto comercial entre China y este país.
A partir de marzo del año pasado, tal conflicto ha golpeado a ambas economías, sobre todo a sus industrias de autos, tecnología y especialmente a la agricultura.
Todavía no está claro cómo seguirá esta película, algo infantil, ciertamente.
Es verdad que ahora se aprecia cierta distensión, plasmada en la reanudación de exportaciones hacia China. Veremos qué sucede el 2 de marzo, fecha límite para resolver la cuestión finalmente.
Lo cierto es que la demanda por parte de China de soja estadounidense cayó abruptamente. Obviamente, ésta se dirigió a Brasil y a nuestro país.
Por tal razón, el precio de la soja disponible no ha bajado como debería haberlo hecho.
Lo curioso de la actual situación, derivada del conflicto, es que la Argentina está importando granos de soja de EE.UU. Y además exportando a China.
La escasez de mercadería en nuestro país para la industria molinera obliga a importar soja ya no sólo de los países limítrofes sino también de América del Norte.
De acuerdo a la BCR, nuestro país es el principal exportador de harinas y aceites del mundo y el complejo industrial oleaginoso del Gran Rosario es “el más importante a nivel mundial”, con 48 fábricas que disponen de una capacidad de crushing de 65 millones de toneladas por año.
Si las previsiones productivas sobre Sudamérica están cambiando, vale dudar, entonces, sobre una baja en los valores.
Las dudas sobre una caída en los precios crecen a raíz de las previsiones que día a día van surgiendo. Ellas son cada vez menos optimistas respecto a la producción sudamericana.
Si se está contemplando que la cosecha no alcance el nivel aguardado a principios de la campaña sojera, es probable que los precios se mantengan o suban un poco.
Veremos qué nos aguarda este 2109.