Sin equivocaciones
Las cuentas para el cultivo de soja de primera en la campaña 2018/19 en la
zona núcleo, si se le asigna un alquiler de mercado, cierran muy justas. Con 240
dólares por tonelada para la época de cosecha se puede obtener una renta de un
dígito sobre el capital invertido, siempre y cuando se obtengan rendimientos de
tendencia.
Esto quiere decir que el clima no debe fallar por escasez de humedad, ni por
piedra, que el equipo de siembra debe terminar su tarea en fecha temprana y que
las malezas resistentes no le ganen la partida al cultivo.
Dos realidades
También hace falta que el acuerdo de pago del alquiler no haya sido 100 por
ciento adelantado con los altos precios vigentes en el otoño. En síntesis: en
2018 no hay lugar para errores con la oleaginosa. Hasta ahora hay dos
situaciones en las sojas tempranas de la región: cultivos que emergieron bien y
sortearon los temporales de principio de noviembre con algún retraso en el
desarrollo, pero manteniendo el potencial de rendimiento, y otros lotes que
perdieron plantas por planchado de suelo y granizo, y que exigieron resiembras.
Semillas
La calidad de la semilla no fue óptima, pero tampoco se constituyó en una
limitante infranqueable. "Conseguimos una partida con 75% de energía germinativa
y aumentamos la densidad de siembra un 30% en soja de primera", apunta un
técnico santafesino. En soja de segunda, muchos acercan las hileras a 17,5 cm y
apuntan a 500.000 semillas por hectárea para cubrir rápido el suelo, aprovechar
la radiación solar y conseguir la mayor cantidad de nudos por metro cuadrado,
donde desarrollan posteriormente las vainas.
Soja de segunda
Para que no constituyan un problema, los técnicos recomiendan el control temprano de malezas resistentes a herbicidas y diseñar un esquema a dos-tres años que incluya rotaciones de cultivos y de activos. En la zona núcleo se va a sembrar más soja de segunda que el año pasado. El trigo y la cebada -de buen rinde y precios- permitirán pagar la implantación de la oleaginosa e integrarán una combinación rentable si el verano aporta humedad suficiente para recargar los 150-200 milímetros que consumió el cultivo invernal.