Las intensas lluvias de las últimas 72 horas, que aún hoy continúan sobre una
amplia zona agrícola de la pampa húmeda, generaron complicaciones en muchos
campos. La variabilidad de milímetros caídos en las distintas regiones fue
importante. Mientras en Saladillo se registraron 220 milímetros, en Chacabuco
iban 25 milímetros.
"Estamos muy complicados; estos campos son bajos en general y se espera que
siga lloviendo. Creo que no ha sido tan grave aguas arriba, por lo que esperamos
no se agrave con el agua que vamos a recibir", contó José Bustingorri, productor
de Saladillo.
Así de diversas fueron las precipitaciones y también así fueron las
apreciaciones de los especialistas sobre el impacto en el campo para los
cultivos (el trigo aguarda la cosecha mientras el maíz está en pleno
desarrollo), el tambo y la ganadería. Para algunos, a la larga el saldo será más
que positivo, pero para otros hay incertidumbre sobre las consecuencias de las
precipitaciones. En muchos lugares, en rigor, se superaron largamente los 100 mm.
Si bien las lluvias pueden demorar la siembra o generar alguna pérdida en cuadros recién sembrados, para los cultivos de verano el escenario es favorable, según expresó Esteban Copati, jefe de Estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
"La superficie de soja por sembrar es mucha porque estaba demorada la
siembra. Las lluvias en la provincia de Córdoba, donde por ejemplo la siembra de
maíz tardío es importante, vienen bastante bien", indicó a LA NACION.
En la misma línea se mostró Matías Lestani, economista de CRA. Lestani percibe dos situaciones. Si bien esto le pega fuerte a los trigos que venían castigados en la zona de Córdoba -primero por falta de humedad y luego por heladas y granizo-, el lado positivo es que se va a tener una buena humedad en el perfil para continuar con la campaña de gruesa.
"A pesar de que el exceso de agua dificulta a algunas actividades como el tambo, sin lugar a dudas las lluvias vinieron bien para la reposición de agua para mejorar el perfil, terminar la siembra de la gruesa y darle el último empujón al trigo antes de la cosecha para que absorba y haga bien el llenado del grano", indicó.
Sin embargo, Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), remarcó que no es bueno que haya lluvias tan intensas. "No es tan fácil estimar si es bueno o es malo, porque con precipitaciones muy severas se crea una incertidumbre total", sostuvo.
Russo informó que la situación es compleja porque algunas lluvias estuvieron acompañadas de viento y granizo. "Al trigo le cae en el peor momento porque está en la última etapa del llenado del grano; baja el rinde y la calidad", expresó.
Copati indicó que en el centro y el norte de Santa Fe (en esta región hubo varios reportes con precipitaciones de más de 200 mm), donde muchos lotes esperaban la cosecha de trigo, allí puede haber algún impacto. Pero aclaró: "Es un año húmedo; se debe tener optimismo después de un año de sequía".
En un informe, la Oficina de Riesgos Agropecuarios (ORA) de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria comentó sobre la situación tras las últimas lluvias: "Predominan las reservas hídricas excesivas y los excesos hídricos estimados para lotes de maíz en la provincia de Buenos Aires, sudeste de Córdoba, Santa Fe y este de Entre Ríos".
Según un reporte de la Sociedad Rural Argentina (SRA), en trigo habrá que "evaluar cuánto tiempo se mantienen anegados o encharcados los lotes", ya que, según destacó, "el rendimiento a esta altura en un alto porcentaje ya se definió". Agregó: "De prolongarse estas condiciones climáticas se podrán ver problemas de calidad".
Para girasol y maíz, para los cuadros en pleno crecimiento la mayor disponibilidad hídrica podría ser beneficiosa en el largo plazo, "dependiendo de que no siga lloviendo". No obstante, vale recordar que hay cultivos perdidos por granizo. En soja las lluvias permitirán intensificar la siembra donde no se completó la implantación.