La producción de maíz tardío comenzó a enfrentarse al período de secado de granos, el cual se registra como un momento de menor demanda atmosférica que el sembrado en fechas más tempranas. Es decir, que de esta manera, el proceso se hace más lento y puede derivar en problemas al momento de la cosecha y de la comercialización, según informa Clarín.
A causa de esto, Gustavo Maddonni, profesor de la Cátedra de Cerealicultura de la Fauba, intentó detectar cuáles son los factores que influyen en la velocidad de secado del cereal. Así, se topó con algunos datos interesantes.
“Los maíces tardíos en general enfrentan menores restricciones climatológicas que los tempranos, pero enfrentan problemas como la alta humedad en secado”, remarcó el especialista la semana pasada en el Congreso de Maíz Tardío realizado en Rosario. Según su informe, en fechas tardías la variabilidad del peso de granos es menor porque el maíz tardío sufre menor déficit hídrico que el temprano, sobre todo en el momento de llenado de granos. Además, el maíz tardío en su momento de llenado de granos suele sufrir menos golpes de calor que el maíz temprano.
Es importante destacar, que la demanda atmosférica es el factor que determina el secado. Por dicha razón, el maíz tardío empieza a secarse a fines de marzo, cuando la demanda atmosférica empieza a ser mucho menor. En diferentes regiones agrícolas, en los maíces tardíos el genotipo influye más en la velocidad de secado que en los tempranos, que suelen mostrar comportamientos similares más allá del genotipo.
No olvidemos que la cantidad de chalas que envuelven la espiga es el factor más influyente. "Cuantas menos chalas, más rápido se seca", explicó el investigador para luego resaltar: “En latitudes menores, las diferencias genotípicas se marcan más y adelantan la cosecha”.