Con la sequía de por medio, el consumo total de fertilizantes para la campaña agrícola que cerró a mitad de año creció apenas un 4%. Traccionado por una mayor superficie implantada con maíz y trigo, la inversión en insumos se vio condicionada por la menor área sembrada de soja y las bajas expectativas de rindes.
Así lo afirmó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). Según explicó el
organismo, de crecer un 35% en el ciclo previo (o sea de 2014/15 a 2015/16), y
alcanzar 2,7 millones de toneladas, el consumo de fertilizantes llegó a 2,8
millones en la última campaña.
El propio Jorge Bassi, Presidente de Fertilizar, la asociación civil que nuclea a las empresas de fertilizantes del país, comentó que en ensayos realizados sobre 8 millones de hectáreas de soja en diversas zonas del país, o cerca del 40% del total de superficie dedicada a la oleaginosa, alrededor del 50% no se está fertilizando adecuadamente: “eso se traduce en 5 millones de toneladas menos en rinde final”, describió al sitio Bichos de Campo. “La industria se está perdiendo ese rinde y además una mejora de proteína en el grano, lo que le permitiría más facilidades para ubicar la harina”, contó. y agregó que el nutriente que más marca estás pérdidas es el fósforo.
Días atrás, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) puso en perspectiva a este segmento del agro y marcó que en menos de 30 años se multiplicó por 12 el consumo de fertilizantes en el campo argentino. También indicó que en 2017 el consumo tuvo un nuevo récord al alcanzar 3,77 millones de toneladas (año calendario) y que se duplicó el consumo que se registraba en el año 2000.
El análisis de los especialistas de la BCR Julio Calzada y Blas Rozadilla, indicó que la producción local de fertilizantes durante 2017 fue de 1,94 millón de toneladas, el registro más alto de los últimos seis años. Lo mismo puede decirse de las exportaciones, que ascendieron a 4,8 millones de toneladas. “Es importante destacar que los fertilizantes de mayor consumo en el país se pueden clasificar en dos grandes grupos según el tipo de nutriente: los nitrogenados (UREA, UAN y otros), cuyo principal insumo es el gas natural, y los fosforados (diamónico, monoamónico, súper fosfato triple y simple entre otros) que se producen en base a roca fosfórica”, explicaron.
Del consumo total, el 52,8% obedeció a fertilizantes nitrogenados (1,99 millones de toneladas), un 38,6% a fertilizantes fosfatados (1,45 millones), 4,3% fueron los azufrados (162.000 toneladas), 1,8% los potásicos (66.500 toneladas) y 2,6% a los demás tipos.
Por último, se destacó que en el primer cuatrimestre de 2018, el consumo de fertilizantes viene en alza, de la mano de las buenas perspectivas: creció un 6,3% en relación al mismo período del año previo. “Hasta el momento se observa una tendencia positiva en el crecimiento del consumo para el presente año. Los fertilizantes nitrogenados registraron una importante suba del 12,8%, mientras que los fosfatados cayeron un 7,2%, lo que está relacionado a la sequía que afectó fuertemente a la soja durante los primeros meses de este año”, destacaron.