La cuenta cierra. Con los desechos -o mejor, los biocompuestos- de una granja porcina y varios tambos, la empresa Las Taperitas logró aumentar el rendimiento del trigo un 40% (cosecharon 6.000 kilos por hectárea). El maíz también rindió un 30% más (14.500 kilos) y estiman que ahorraron unos 100 dólares por hectárea en fertilizantes.
Lo interesante no es sólo que convirtieron la bosta en un insumo productivo, sino que midieron todo el manejo para saber exactamente cuánto aplicar en el maíz, el trigo o la soja, según las demandas del cultivo y los nutrientes que es necesario corregir en los muy buenos suelos de El Trébol (para los más técnicos, clase 1, serie Los Cardos ), en el centro de Santa Fe.
Lo saben porque el proyecto, que se financió en parte con fondos nacionales del Fonarsec (Fondo Argentino Sectorial), incluyó la construcción de un laboratorio en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en Esperanza, donde se hicieron los distintas mediciones de suelo.
Y lo más importante es que van a compartir estos datos de manejo, que pueden replicar los tambos, granjas porcinas y feedlots, en una Expo Dinámica que se va a desarrollar este miércoles en El Trébol.
Las Taperitas es una empresa diversificada. Cuenta con 14 tambos -la mitad en El Trébol y los otros siete en Rafaela- con 8.000 vacas en ordeñe, granjas porcinas (4.000 madres en total), un rodeo ganadero de cría de 13.000 vacas, dos feedlots (4.000 cabezas cada uno) y unas 15.000 hectáreas en producción agrícola y ganadera (en distintas zonas de Santa Fe y también en Corrientes).
Si hay algo que tienen a mano es la bosta y hace cuatro años decidieron investigar a fondo cómo hacer el ajuste fino para aprovecharla agronómicamente. Los ensayos los hicieron en 300 hectáreas, para tener una escala significativa. “Uno de los problemas que teníamos es que en nuestra zona el agua es salina y necesitábamos saber cuánto aplicar para sumar nitrógeno, fósforo y materia orgánica sin salinizar los lotes”, le explicó a Clarín Rural el ingeniero Gustavo Benzi, gerente de Producción de la empresa.
Para saber ese dato trabajaron con los investigadores del Laboratorio de Desechos Pecuarios de la UNL, en una investigación que implicó hacer análisis de suelos con regularidad en las parcelas demostrativas para ir conociendo el impacto de las distintas aplicaciones en los diferentes cultivos que se probaron. Es el conocimiento que permite dejar de aplicar “a ojo” para hacerlo con precisión, eficiencia y sin riesgos.
La otra pata son “los fierros”. Compraron una estercolera que permite “inyectar” los desechos directamente en el lote. “Es ideal para hacer las aplicaciones en los campos de los tambos que están cerca de los pueblos, porque no se genera olor”, aseguró. También cuentan con otra estercolera y un equipo de riego adaptado para aplicar desechos semi-líquidos.
Con la cantidad de bosta y desechos porcinos que gestiona la empresa, hay una clara oportunidad para la generación de bioenergía. “Con biodigestores, para aprovechar aún más los desechos, el esquema sería ideal, pero decidimos comenzar por la utilización como fertilizante porque era una experiencia que podían replicar con más facilidad los tambos y empresas ganaderas más chicas de nuestra zona”, contó Benzi.
En los suelos que se están manejando con este esquema, el porcentaje de materia orgánica repuntó, y no sólo incorporaron nitrógeno y fósforo. La bosta también sumó cobre, manganeso, zinc, calcio y potasio. En esta campaña, Las Taperitas va a extender este manejo de las 300 hectáreas actuales a unas 1.800 hectáreas.
En la jornada de este miércoles, habrá disertaciones de los especialistas que participaron de los ensayos, recorridas por las parcelas demostrativas y dinámicas a campo para mostrar cómo se hacen las aplicaciones. El cronograma completo de la Expo Dinámica se puede consultar aquí.