Con el debut de una ancha banda de flotación y una política monetaria muy estricta, arranca hoy otro intento de estabilizar la economía. Será también el debut de un equipo de saberes múltiples como el que acaba de aterrizar en el Banco Central, en las figuras de Guido Sandleris y Verónica Rappoport, que conservó a Gustavo Cañonero, para el manejo del día a día. De acuerdo a economistas consultados, no serán jornadas plácidas, aunque cuentan a favor con que comienzan a ingresar los dólares del campo.
Pero las dudas siguen a tal punto, que los interesados del exterior en oportunidades en la Argentina ya no piden ver a economistas sino a politólogos y a dirigentes de la oposición. Quieren saber si el plan es digerible socialmente, soltaron a Clarín desde dos embajadas que solicitaron reserva.
Según el experto Pablo Adreani, entre este octubre y noviembre se prevé por los agrodólares un piso de US$ 1.500 millones por la soja de la vieja cosecha y algo de trigo que se completan con otros US$ 2.000 millones en diciembre-enero. Así las cosas, hasta junio de 2019 serían como mínimo US$ 10.500 millones, que parece poco para cubrir la demanda. Adreani incluso advirtió: “Es clave que la política del Gobierno genere confianza y certidumbre para que el productor liquide. Si el campo percibe que el dólar no se queda quieto y la tasa de interés no baja, va a retener”, señaló.
Para el economista Jorge Vasconcelos, vicepresidente del IERAL, de la Fundación Mediterránea, “en la Argentina, la mayoría de los planes de estabilización han empezado por anclar al tipo de cambio, la madre de todas las batallas para un país tan dolarizado. Por eso, el programa que pivotea sobre el congelamiento de la base monetaria por nueve meses, es inédito y habrá de despertar controversias y dudas, hasta que se vea si, en la práctica, puede funcionar”.
Según su razonamiento, aunque existan “zonas de intervención” para el mercado cambiario, por debajo y por encima de 34 y 44 pesos, “el plan parece diseñado para funcionar en un sendero en el que la paridad no toque esos extremos, ya que de perforarse el techo se habrán de activar turbulencias”. Vasconcelos sostiene que será inevitable una mayor volatilidad cambiaria y de las tasas de interés, aunque los mayores desembolsos del nuevo acuerdo con el FMI deberían alejar temores de default.
Javier Alvaredo, director de la consultora ACM, dice que la cantidad de reservas sigue siendo escasa para defender la paridad lo cual genera incertidumbre. “Hay dudas, en definitiva, sobre la cantidad de pesos que puede llegar a absorber el Banco Central. A eso se añade la incertidumbre adicional que puede generar Brasil”, expresó a este diario.
En la misma línea, el economista Guillermo Rozenwurcel, afirma que la banda de flotación es demasiado ancha y genera inquietud. “Y si se llega al techo, lo que es muy probable, el Central tiene poco poder de fuego para intervenir.
-¿Y el Tesoro no puede intervenir?
-En teoría pero en la práctica necesita las divisas para los vencimientos de intereses el principal de la deuda en dólares.
-¿Cómo impacta el compromiso de emisión cero?
-Significa una recesión brutal y tiene un efecto muy modesto sobre la inflación.
Pero no todas son pálidas. Ecolatina proyecta que por el retroceso de la actividad y la depreciación del peso, el déficit externo estará por debajo de los US$ 8.000 millones en la segunda mitad de 2018, achicándose casi US$ 10.000 millones frente al segundo semestre de 2017. Y prevé una fuerte caída de importaciones y, en menor medida, una respuesta positiva de las exportaciones.