Así lo explicó Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores de Granos, en el lanzamiento del congreso sobre perspectivas para la campaña gruesa de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Según datos que presentó en base al USDA, desde 2000/2001
hasta el ciclo agrícola pasado las importaciones mundiales
de trigo subieron 73%, las de maíz 96% y las de soja un
176%.
En tanto, para los próximos diez años, las importaciones
de trigo crecerían otro 17%, las de maíz 25% y las de soja
un 35 por ciento.
Independientemente de la coyuntura, hay una realidad estructural de que como país producimos alimentos para 400 millones de personas. Y la Argentina, según los productos, está en el top ten de exportadores", dijo el experto destacando las posibilidades para exportar.
Entre otros factores, Pierbattisti destacó que "la
balanza comercial positiva de commodities de las Américas",
donde en producción tallan Estados Unidos, Brasil y la
Argentina, va a pasar de 50.000 a 100.000 millones de
dólares, siempre en diez años. En cambio, el sudeste de Asia
y el Oriente Próximo va a seguir con una balanza negativa,
para entonces de 100.000 millones de dólares.
Para el experto, en este contexto hay que "planificar" y
"vigilar qué hacen los competidores". Desde 2000/2001,
Estados Unidos, por ejemplo, perdió participación, del 60 al
40%, en las exportaciones mundiales de maíz. Esto mientras
las exportaciones globales del cereal subieron de 75 a 155
millones de toneladas.
Ucrania, según dijo, subió de 5 a 20 millones de toneladas en las ventas externas y "ya está peleando el segundo puesto con Brasil". Ucrania ya mejoró de 900.000 a 3,4 millones de toneladas su capacidad de almacenaje portuaria y podría pasar los 4 millones de toneladas próximamente.
En tanto, otros países europeos siguen trabajando para mejorar el almacenaje en general. Rumania, por ejemplo, ya tiene un 129% de cobertura sobre sus necesidades de almacenaje y Bulgaria un 158 por ciento en esa relación.
Impacto de la guerra comercial
En tanto, Nelson Illescas, de la Fundación INAI, realizó un análisis sobre el impacto de la guerra comercial EE.UU.-China. Al respecto, mostró escenarios alternativos con el potencial impacto que tendría para el país la guerra comercial en el supuesto de profundizarse.
En esos escenarios, tuvo en cuenta el caso de la soja, el principal producto afectado por las medidas que le aplicó China a EE.UU. (arancel adicional del 25%), como también otros países y productos afectados por represalias a los EE.UU. y el otorgamiento por parte del gobierno norteamericano de subsidios a sus productores agrícolas.
"Entre los resultados del análisis de impacto de la guerra comercial se observa un incremento en la producción y exportación de poroto de soja, mientras el resto de los productos sufren una caída. En el escenario donde se incorporan los subsidios estadounidenses se observa una recuperación del maíz y trigo ya que el subsidio diluye la potencial ganancia en precio de la soja, producto del arancel de China. En todos los escenarios la molienda de oleaginosas en la Argentina aparece como la principal perjudicada por la guerra comercial, con un impacto negativo que se traduce en menor producción y caída significativa en sus ventas", dijo.
"Si bien pueden presentarse oportunidades comerciales de corto plazo, si se profundiza la guerra comercial los impactos sobre el comercio serán negativos", explicó Illescas.
El experto indicó que los acuerdos comerciales pueden ser una vía para que el país gane temporalmente posiciones ante esa guerra comercial.
Hoy la Argentina, en el marco del Mercosur, tiene acuerdos comerciales por 9.2% del PBI, contra 33,6% que representan los acuerdos en Europa, 54,7% en Canadá, 33,9% en los Estados Unidos y 88,7% den China. Con las negociaciones en marcha la Argentina podría saltar al 36,2%.