El Banco Central apostará a contener el dólar dentro de un precio máximo de 44 pesos y un mínimo de 34 pesos. Esos límites se irán moviendo hacia arriba a un ritmo del 3% mensual -distribuido a lo largo del mes-, por lo menos hasta diciembre. Para contener el dólar en caso de que la cotización tienda a querer superar el techo, el Banco Central tiene permiso para vender hasta 150 millones de dólares por día. A la inversa, si el dólar cae por debajo de $ 34, el Central saldrá a comprar.
Así, una banda cambiaria -con centro hoy en $ 39, con un techo y un piso $ 5 arriba y $ 5 abajo respectivamente- y un límite preestablecido de intervención, son las principales novedades en la política de intervención en el mercado cambiario que se consensuó con el FMI.
Hasta ahí, la parte menos ortodoxa de los anuncios. Donde sí serán durísimo el Banco Central es en el frente monetario.
Lo que anunció ayer el presidente del Banco Central Guido Sandleris es la puesta en marcha de una severa restricción a la cantidad de dinero en circulación, que supera por lejos en dureza al torniquete que puso en práctica Luis Caputo en junio con la suba de tasas al 60% y mayores encajes.
Ahora la tasa de interés de política monetaria se moverá día a día. Si por algún motivo crece la demanda de dólares, habrá menos pesos, y por lo tanto la tasa subirá más, y se hará más cara conforme suba el precio del dólar, porque habrá menos pesos en circulación. Este aspecto es el que señalan en el Central debería contener la presión sobre el tipo de cambio.
El compromiso que asumió esta nueva conducción del Banco Central es que la base monetaria (dinero en poder del público más encajes no remunerados) crecerá 0% en términos nominales, lo que supone una restricción monetaria como hace mucho no se ve.
Con ese megatorniquete que mantendrá las tasas de interés en niveles muy altos al menos hasta fin de año, más la apuesta a un tipo de cambio relativamente controlado, en el Central esperan que hacia fin de año la inflación empiece a ceder.
Sandleris dijo que la prioridad es bajar la inflación. Pero no hay metas de inflación. “Vamos a tener que mostrar mes a mes que los índices van decayendo, y que las expectativas para los próximos 12 meses se van contrayendo. Creemos que con la severa restricción monetaria eso se podrá empezar a ver desde tal vez desde noviembre y seguro desde diciembre” dijeron cerca de Sandleris.
Tan confiados están en el BCRA que, a pesar de que ya no hay metas establecidas (“no funcionaron” dijo Sandleris), confían en que el 23% de inflación anual presupuestado para 2019 es alcanzable.
En el Central dicen estar tranquilos en el frente cambiario, porque consideran que con la durísima política monetaria que pondrán en práctica, no quedarán muchos pesos en circulación que busquen pasarse a dólares. Además creen que el dólar no debería empinarse otra vez, porque sencillamente ya está lo suficientemente alto.
“Dólar alto y tasas altísimas en pesos nos hacen pensar que el dólar tal vez tienda a bajar”, dijo ayer un alto ejecutivo del Central. Si no es ahora, desde febrero seguro, cuando entre los dólares de la cosecha.
En ese contexto, los inversores van a ir a buscar retornos en pesos. Y el denominado “chiquitaje” o ya está dolarizado o no tiene pesos para hacerlo. En otras palabras, suponen que en la puja dólar versus tasa, la codicia le va a ganar al miedo. El otro motivo que debería llevar calma al mercado cambiario es que están más que garantizados los pagos de la deuda para este año y el que viene con el adelanto y refuerzo de dinero que aporta el FMI.
En el Central dicen tener evidencia de que la demanda de dólares para atesoramiento cayó abruptamente en septiembre, y que podría ubicarse un 50% debajo de los registros de agosto, cercanos a US$ 4.000 millones.
Resumen: ajuste monetario, tasas altísimas, dólar alto y riesgo crediticio bajo, la fórmula que aplicará el Central para salir de la crisis.