Desde dos orillas distintas, el presidente del Banco Central, Luis Caputo, y el ministro de Producción, Dante Sica, deben lidiar con el mismo problema: las altas tasas de interés. Tras una semana en la que el tipo de cambio se mantuvo en calma, las miradas de los analistas se posan ahora sobre la tasa de referencia que fijó el Central en 60% y que prometió sostener en ese nivel hasta diciembre. La estrategia de Caputo de quitarle incertidumbre al dólar dio frutos en los últimos días, pero aún es pronto para dar por ganada la batalla. Por eso, el Central se sigue mostrando comprometido con las tasas como mecanismo para retener los pesos y al mismo tiempo intenta encontrar un camino para que la inflación empiece a bajar. Desde la orilla de Sica, la preocupación central es cómo evitar que la actividad productiva termine asfixiada bajo el peso de la devaluación, la disparada de precios y las tasas caras que hacen inexistente el acceso al crédito.
La semana pasada Caputo llevó agua para su molino: dio un paso importante en la reducción del stock de Lebac, que ahora quedó en un tercio de los $980.000 millones que había cuando Toto se hizo cargo del Central.Y lo hizo a una tasa del 45% anual, lo que abrió las chances de que las tasas empezaran a bajar.Sin embargo, ese efecto está lejos de llegar a los créditos que ofrecen los bancos. A la vez, logró que el dólar bajara a $38,70 a nivel minorista. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, también se anotó un poroto: con la colocación de $150.000 millones de Lecap —a tasas del 48,9% a 50,5%, según los plazos— logró que entraran órdenes por US$930 millones de fondos extranjeros, en una muestra de que el rechazo de los inversores por Argentina podría estar empezando a revertirse. Y con esto hizo que los bancos comiencen a pensar en acomodar los rendimientos para tentar a los ahorristas a quedarse en pesos.
Para Sica, la semana fue más compleja. El jueves se conoció que la tasa desempleo subió a 9,6% con una economía que cayó 4,2% en el segundo trimestre. Y lo peor está por llegar. El ministro r reconoció que en los últimos meses la industria “está suspendiendo personal”. Sin embargo, mantiene la esperanza de que “de mantenerse esta calma cambiaria que hay, el mercado va a tener una baja de interés, algo positivo para la industria”.
Ante este efecto dual de las tasas que por un lado contribuyen a calmar al dólar y a la inflación, pero por el otro recalientan la recesión, los analistas recomiendan moverse con cautela. Para Federico Furiase, de EcoGo, no habrá cambios en el corto plazo. “La tasa alta es uno de los antídotos para tratar de contener la presión cambiaria y para acotar el traslado a precios de la devaluación”, indica.
El costo de mantener la tasa de referencia en 60% hasta diciembre “es extender la recesión. En el medio enfría la cadena de pagos y empieza a haber cierto aumento de irregularidades desde niveles muy bajos”, sostiene. “La absorción monetaria y la recesión son la contrapartida del bajo traslado a precios que está teniendo la devaluación, que aun así es muy alta porque inflación viaja muy por encima de los salarios”.
En este contexto, Furiase resalta que “el Central tiene que encontrar espacios para bajar la tasa sin causar turbulencias. Por eso es clave generar credibilidad, coordinar ingreso de capitales con la expectativa de que el FMI va a ampliar el stand by y le dará más grados de libertad al Central”.
Sin embargo, advierte que “bajar la tasa implica arriesgar credibilidad, porque el Central ya se comprometió en dos comunicados a no bajarla”. Por eso resalta que “no veo que vaya a tener mucho margen para este año. Para 2019 soy bastante optimista, porque ya no tendremos la bola de Lebac y habrá tipo de cambio alto.Si se alinean los planetas, habrá mucho margen para bajar la tasa”. La señal de alarma que ve Furiase es que “la recesión le va a consumir capital político al Gobierno de cara al año electoral” y eso a la vez , “hará más difícil bajar tasa y salir del parate”.
Para 2019, el Gobierno apuesta a un dólar estable y a una inflación de 23%. Furiase remarca que para que esto ocurra “es necesario recrear el ingreso de capitales, que es el que permitirá aumentar la oferta de dólares sin que el Central sea el único que intervenga”. Si el dólar se mantiene en $40 y la inflación está en 23%, “se generaría un atraso que llevaría el tipo de cambio real al nivel que tenía hace dos meses. Si se coordina el ingreso de capitales, hay espacio para atrasar el dólar”.
Según el economista OrlandoFerreres, “una tasa de interés del 60% nos deja afuera de la producción. Pero tenemos una visión optimista para el año próximo y creemos que todo lo que se está haciendo va a dar resultados”. Enfatizó que “eventualmente no será necesario mantener los intereses tan altos para fin de año. El tipo de cambio actual está cerca del equilibrio, es suficientemente alto, la volatilidad cambiaria que prevemos es menor y también la tasa de interés podría bajar; entonces empieza a aparecer un panorama para el 2019 más atractivo del lado de la producción. La tasa de interés va a ir bajando a medida que baje la inflación, pero esto no va a ser demasiado rápido”.
Para Rodrigo Álvarez, de la consultora Analytica, “el elemento negativo de las tasas altas es el freno que genera en la demanda. Para las empresas, además, esto trae un aumento muy fuerte de los costos financieros y —simultáneamente— un estiramiento en la cadena de pagos. Se empieza a ver una preferencia por la liquidez y el pago de contado.” Ante este escenario, Álvarez señala que “el Gobierno tiene que generar líneas de crédito específicas. Ya hay algunas, pero hace falta mucho más. A diferencia de otros episodios donde las tasas subieron, éste está siendo mucho más extenso y lo peor es que se está naturalizando”.
Frente a este veranito de calma del dólar, Álvarez remarca que “para empezar a hablar de estabilidad es condición necesaria que el dólar esté estable al menos un mes. Y eso es algo que no pasa desde mayo. Utilizar la tasa como único elemento para controlar la inflación no funcionó. Hay que ir a un proceso de desinflación gradual, discutir la atadura de las tarifas al dólar y pensar en cómo restringir la cuenta capital para evitar la volatilidad. Cada salto del tipo de cambio es un reseteo de la economía”.
Todos los analistas remarcan que la suerte de las tasas está atada a lo que ocurra con el acuerdo con el FondoMonetario. Cuánto y cómo serán las claves para entender si el Central tendrá margen para ir saliendo del esquema actual. En los últimos días cobró fuerza la versión de que el FMI convalidaría la idea de que el Central establezca una banda de flotación para el dólar. Para Jorge Vasconcelos, del IERAL, “la idea de ir a un esquema de bandas es verosímil y congruente con otros elementos de la política económica. En ese contexto, es un giro muy fuerte respecto de lo que se venía haciendo, aunque todavía falta información sobre cómo sería”. Según el economista, “lo más congruente sería esperar que el Gobierno, más que frenar la inflación por knock out, se proponga una estabilización en el rango de entre 25% y 30% anual. Para esto es crucial estabilizar el tipo de cambio y en ese sentido es verosímil que se vaya a un esquema donde el Central intervenga más, para lo cual es muy importante que el paquete con el FMI incluya un refuerzo a los US$50.000 millones que hasta ahora están concedidos. Hasta ahora el Central no tenía reservas netas suficientes para ser creíble en un esquema de intervención de cambiaria permanente; el nuevo esquema de banda de flotación tendría esos componentes”.