Si bien no extraña demasiado que las lluvias sobre zonas mediterráneas retrocedan significativamente durante el trimestre frío, la modestia de la oferta de agua en la provincia de CB principalmente, terminó por expandirse con una anomalía negativa hacia el sur de SF y norte de BA. Sin embargo, la actualidad marca que las mejores recargas sobre BA y SF durante mayo, promueven una diferencia entre estos importantes sectores productivos. Hoy buena parte de la zona apta triguera del centro y este de CB, presenta una importante demanda, la misma que impulsa la siembra temprana de maíz. Esto no es lo que sucede en las vecindades de SF y BA, a pesar de que los mapas expresen lo contrario.


También se observan zonas con lluvias deficitarias en el sur de BA, pero en general estas deficiencias en términos relativos no han impactado en el nivel de reservas a la hora de encarar las siembras y a la vez han sido suficientes como para mantener el cultivo en buena forma, el cual en estas últimas jornadas ha recibido algunos oportunos aportes pluviales y se encuentra en óptimas condiciones.

La provincia de ER y algunos sectores de SF han alcanzado lluvias normales o cercanas a las mismas durante el trimestre frío. Los eventuales faltantes no fueron determinantes para el avance de la campaña de granos finos en estas provincias, aunque el oeste santafesino puede estar más acosado por su cercanía a la provincia de CB.

La marcada deficiencia pluvial en la provincia de CB en términos absolutos ronda los cuarenta milímetros. No parece un volumen destacado, sin embargo esas lluvias faltantes adquieren hoy un peso relativo de mayor importancia, acrecentando la demanda a niveles impropios de satisfacer en el corto plazo. Esto define a este sector de la región pampeana como el más ajustado al acercarnos al período de floración de la fina. Evidentemente la zona requiere el advenimiento de una anomalía pluvial positiva, la cual por el momento no está prevista. Ha habido señales de corrimiento de las precipitaciones hacia el oeste, pero lejos del volumen demandado para restablecer las condiciones normales de humedad.

La zona algodonera del NEA y el centro norte de la Mesopotamia, no han tenido un invierno favorable en lluvias. En términos relativos, es más marcada la anomalía sobre el centro norte de la Mesopotamia, donde también es más sorprendente, aunque seguramente se asocia a la mala performance de lluvias que se proyecta desde el pantanal brasileño. En este comienzo de septiembre zonas del norte de Misiones, van perfilando mejoras, más intermitentes y de menor volumen sobre el centro norte de Corrientes, pero con una sostenida tendencia al cambio. Falta igualmente que los eventos ganen volumen.

La anomalía pluvial positiva más importante es sin dudas la que se observó en la meseta de la provincia de Río Negro y se extendió en forma irregular por la provincia de LP. El bimestre junio julio fue el más llovedor en este sector, el cual volvió a mostrar las habituales lluvias modestas en agosto.

El invierno, el trimestre junio agosto, ha sido frío en todo el país. Sin embargo las temperaturas han impactado en forma más rigurosa en el centro norte del país, las vecindades de Paraguay, Brasil y Uruguay. Los apartamientos de las temperaturas extremas (máximas y mínimas), fueron bastante más marcados que sobre el sur de la región pampeana, donde si bien el invierno fue intenso, los registros térmicos estuvieron más cerca de los valores estadísticos.

El invierno entonces se ha caracterizado por presentar el predominio de un ambiente más frío que lo normal y con una oferta de agua dispar, incluso en áreas del este del país. De todos modos en términos de humedad, el ingreso al trimestre de primavera ha encontrado a l franja este mejor posicionada para enfrentar las exigencias que se acercan y con menor presión pluvial que la franja mediterránea.

Por el momento se ven señales de activación de los flujos de humedad que pueden promover un cambio en la tendencia de precipitaciones sobre el oeste, pero como decíamos, este cambio no se está reflejando en un volumen de lluvia que pueda morigerar en forma perentoria las necesidades hídricas. Posiblemente haya que esperar la transición hacia el mes de octubre para que el aumento del volumen de las lluvias sea más contundente sobre el oeste.