¡Muy buenos días señores! Dado que la siembra de cultivos de verano de la campaña 18-19 en nuestra pampa húmeda se acerca sin prisa pero sin pausa, hoy sacaremos la vista de nuestra coyuntura, dólar, inflación, retenciones y demás, para dedicar estas líneas a mirar y delinear contexto. A propósito de lo cual vale recordar, primero, que nuestros productos son activos de riesgo con los que se especula en enormes volúmenes (varias veces la producción mundial) en el mercado de Chicago, de la misma manera que se lo hace con cobre, petróleo, oro y otros productos que parecen no tener nada que ver con los nuestros. Motivo por el cual, nos guste o no nos guste, al producir estos activos, estamos inmersos en el mundo financiero global, y recibimos sobre los precios la influencia de las “percepciones” sobre la economía mundial con una fuerza que es tan impactante como poco tenida en cuenta en nuestro medio. Claro que la oferta y la demanda juegan, pero como una variable más y no como la única.
Llegó el informe mensual de septiembre del departamento de agricultura de Estados Unidos y sencillamente estimó para la campaña 2018, cuya cosecha está a la vuelta de la esquina en Estados Unidos, producciones fenomenalmente grandes y sin precedentes, particularmente en soja. Este reporte mostró un rendimiento estimado para la oleaginosa de 3.550 kgs/ha de promedio, sobre 36 millones de has. cosechables. De cumplirse estos guarismos estaríamos ante la producción más grande de la historia en el país del norte.
Pero no es la única variable de impacto negativo sobre el precio, ni la más relevante aunque parezca mentira. Esta producción se daría en un contexto de guerra comercial de Estados Unidos con China del que hemos hablado más de una vez en esta columna, con lo cual, al menos hasta el momento, las compras de soja norteamericana del gran país oriental se reducen a la mínima expresión. Queda claro que tenemos a la vista un escenario de sobreoferta de un producto en el principal país productor, acompañada por mínima demanda de su mayor comprador.
Descripta esta situación en el mundo de grano de soja físico, vayamos a lo más relevante aún; la posición comercial al 11-09-18 de quienes unen nuestro mundo de los granos con el mundo financiero, los famosos “fondos especulativos” o “managed money”. Y es aquí donde se observa el gran impacto sobre los precios. Pongan atención en el siguiente gráfico, sobre la línea amarilla, que muestra la “posición neta” de estos importantes actores del mercado. Posición neta que se reporta semana a semana todos los viernes con datos al martes anterior y que describe el resultado, en toneladas de soja de “todos los fondos que están comprados menos todos los que están vendidos”. Lo importante es observar la dinámica de esa posición neta a lo largo del tiempo. Los carteles que agregamos sobre la curva muestran los fenomenales volúmenes operados en los distintos plazos. Solemos decir que esta curva “cuenta la historia del precio”. Más abajo algunas observaciones y la conclusión.
Allá por fin de 2017 Chicago se enteró de que Argentina se prendía fuego por la sequía, y el precio de la harina de soja primero y el grano de soja por detrás, comenzó la lógica escalada, acelerada por las compras de estos actores. Vean que desde el 16 de enero hasta el 13 de marzo compraron futuros de soja por 42,4 millones de toneladas en sólo 8 semanas. Si, en dos meses compraron un volumen mayor a la cosecha argentina 17-18. Y desde allí, una vez que el “rumor argentino” se convirtió en “noticia”, condimentado con el comienzo de la guerra comercial con China, es que comenzaron la “retirada”, vendiendo hasta el martes pasado y desde el 13 de marzo por 36,7 millones de toneladas. Quizás atraídos, a la vez, por el excelente comportamiento del mercado de capitales norteamericano, el cual, si lo miramos a través del índice de Standard & Poors 500 (índice que captura, en 500 empresas, aproximadamente el 80% de toda la capitalización bursátil de mercado en Estados Unidos), en septiembre marcó su récord de 90 años de historia. No tenemos certeza de que hayan buscado ese destino pero es altamente probable. La realidad es que salieron muy fuertemente de soja y de la mayoría de los commodities agrícolas en ese plazo; aunque fue la oleaginosa quien se llevó lo peor.
Dicho esto, y yendo a las decisiones de gestión comercial, tenemos al momento “todos los planetas alineados a la baja”, pero como dice algún amigo por Chicago, “nada más potencialmente alcista que una baja estrepitosa”.
Es momento de armar nuestros precios objetivo 18-19 y esperar, caña en mano, el ansiado “pique”, que quizás venga de la mano del abrazo entre Donald Trump y Xi Jimpimg o cualquier noticia que libere este “resorte apretado”.
Pero cuando venga el tirón no esperemos al próximo, como suele suceder.
Por Hernán Fernández Martínez, analista y consultor privado