Un informe del INTA Manfredi (Córdoba) advierte que se detectó en lotes de triticale la presencia de Pucciniastriiformis, el patógeno causal de la roya amarilla o estriada que también afecta al trigo y que la campaña pasada obligó a realizar hasta tres aplicaciones de control en los campos con ataques más severos.
“A medida que avanza, la enfermedad produce una reducción del área fotosintética de la planta y el desarrollo de raíces, lo que originaría caída en el rendimiento y merma en la calidad de los granos. El uso de cultivares de baja susceptibilidad, monitoreo constante y un adecuado control químico, son las principales herramientas del productor”, explicaron los técnicos del INTA.
En esta región del centro de Córdoba, el trigo se encuentra en estado de macollaje y sin afecciones considerables de enfermedades, pero el patógeno se detectó en lotes de triticale, en estado de elongación de tallo (encañazón). Si las condiciones son adecuadas, la enfermedad podría extenderse al trigo.
Ana Rodríguez, investigadora del INTA Manfredi, explicó que el patógeno “es un biotrofo, es decir necesita de tejido vivo para desarrollarse, por ende siempre va a ir avanzando y produciendo reducción del área fotosintética, lo que originará que el rendimiento y la calidad de los granos, se vean afectados”.
De acuerdo con el informe del INTA Manfredi, que además de Rodríguez elaboraron Guillermo Cordes y Gastón Bonetto, se precisa que la roya amarilla “requiere durante su proceso de germinación e infección un rango térmico de 9 a 13 grados y para la esporulación y dispersión de esporas de 12 a 15 grados, como así también elevada humedad ambiente, días ventosos y rocíos fuertes”.
Para lograr un control adecuado de la roya amarilla y que no llegue a causar daños en los cultivos, en primer lugar se debe identificar si el cultivar sembrado es susceptible o no a este tipo de enfermedades y, en caso de ser así, el monitoreo permanente es muy importante para advertir de manera temprana la afección y llegar a tiempo para realizar el control químico adecuado en el caso de ser necesario.
De acuerdo con Rodríguez, ante este problema fitopatológico y de acuerdo a la incidencia y severidad de cada lote, se deberán realizar aplicaciones de fungicidas antes de la fecha normal de control y prevención que se está acostumbrado a llevar a cabo en estos cultivares, de manera que se pueda frenar el avance de la enfermedad y llegar a hoja bandera con mejores condiciones y plantas con menos daños.
“Cabe recordar que ante estas situaciones el monitoreo de los cultivos es fundamental, y más aún si se han implantado cultivares susceptibles como el caso de los triticales, que en las últimas campañas han demostrado una alta susceptibilidad a este patógeno”, agregó la investigadora.